CAPITULO 51 - CORRER A TI

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Correr a ti

Monica

Soltar también es liberación, darle página a las cosas es una manera de continuar, ¿pero que se supone que sientas cuando el capítulo siguiente pueda avecinar algo aún peor? cada suceso encamina a una serie de eventos que nos preparan para un final, porque si, lo hay y tiene que llegar tarde o temprano.

—Quedó perfecta —junto las palmas satisfecha por el resultado— me ha gustado, quedó mejor de lo que esperaba.

—Una pecera de pared a pared como lo has pedido —Fluvia golpea el cristal— ¿pero por qué tan grande? Parece que lo que quieres son criar tiburones.

—Para mis peces —apoyo las manos viendo las plantas marinas y arrecifes que mande a instalar para que se viera completamente realista— ¡Ryan ya suéltalos!

Cruzo los brazos demandando y mi guardia sube a una escalera, Levi le pasa el primer bote a Ryan. Este se inclina hundiendo el bote mientras me apego a la pecera como una niña emocionada. Sonrió cuando el pez cirujano comienza a nadar y sueltan al segundo, un pez payaso gordinflón.

—¿Y? —Fluvia sigue esperando a más.

—Ya son todos —Ryan baja la escalera y continuó mirando mis peces explorar toda la enorme longitud.

—¿Mandaste a hacer una pecera del tamaño de toda una pared para solo dos peces?

Cecilia se empina su copa de vino con una mano en la cintura observando todo.

—Si, él pez cirujano es Jess y el pez payaso soy yo —se los presento— Clare y Jess, ¿genial, no?

—¿Que no eran inicialmente de Jeyssel? —Cecilia me lo recuerda.

—Él ya no los cuida —muevo las manos— ahora son míos y tienen más espacio, por eso mande hacer esta pecera, quería tener algo que me recordara a un acuario.

—Para dos simples peces que ni siquiera se ven—señala Fluvia.

—Luego compraré más —le restó importancia.

—O quizá podrías meter pirañas —Maze entra a la sala dirigiéndose a la barra para tomar otra botella.

—Pensaba anguilas eléctricas en el suelo —visualizo golpeando el mármol con mi tacón.

—¡Dejaste de ideas! —me regaña Fluvia.

—Clare y Jess —Cecilia se deja caer en el sillón con dramatismo sin derramar ninguna sola gota de su vino— ¿y en donde Clare y Cecilia?

—No te preocupes por eso, mande a comprar un pez amarillo —le guiño el ojo— llegará en unos días, tú también estarás en la pecera.

Ella parpadea penando— ¿y por qué lo elegiste amarillo?

—Algo simbólico por tu cabello —contesto.

Se queda procesando en la respuesta y encoge los hombros aceptándolo.

—¡Sigamos bebiendo por favor! —Maze suplica regresando al jardín— ¡vamos!

—Yo no tengo autocontrol —se queja Cecilia cuando la tomo de la mano levantándola del sofá.

—Solo unas copas —la animó.

Bajándome el dobladillo del vestido, regreso con mis amigas al patio trasero donde Maze está de pie bailando sensualmente alrededor de la fogata artificial.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora