CAPITULO 20 - ANZUELO

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Anzuelo

Monica

Las jerarquías y niveles socioeconómicos así como estándares importantes como modelos a seguir. Yo lo veo más como una cadena del peor al menos de ellos, donde el de atrás se come al de enfrente y sucesivamente.

Ninguno se salva aunque aparentemente debería finalizar conmigo ¿pero quien realmente está detrás de nosotros? tengo la clara idea de que la inmortalidad solo en un concepto mal representado que no significa nada realmente. No existe nada que no tenga un final. La inmortalidad tampoco le gana a ese hecho.

Les dicen inmortales a aquellos que pueden vivir miles de años sin morir o deteriorarse, pero es completamente una mentira, claro que pueden morir. Desde que abres los ojos hasta tener solo cinco minutos de aliento ¿que significa realmente la palabra? porque la larga vida solo la defines tú cuidando que no venga nadie más a arrebatártela, sin embargo tarde o temprano va a suceder y es cuando deja de tener sentido aquella maldita dicha con la que fuiste castigado.

Aquí nadie es inmortal, hasta yo puedo morir. Yo que puedo llegar a lucir exactamente igual dentro de unas décadas, yo que puedo sangrar, herirme y volver a sanar. La muerte no siempre abarca todo el sentido de la palabra, se cuenta cómo está en el momento que pierdes todo sentido de tu vida sin ganas de seguir, sin motivos por los cuales levantarse y simplemente te aferras al asuelo sintiéndote una basura, ese es un tipo de muerte. Cuando muere tu alma y ya no hay nada que te salve.

Aparentemente mi cuerpo va a dañar cualquier herida física, pero no las invisibles. Aquellas que te carcomen lentamente hasta pudrirte por dentro. Nunca dejan de doler y sangrar, mi organismo podrá ser el más poderoso de todos, pero ni siquiera el puede protegerme de las apuñalaras que recibe mi corazón. Ni siquiera el puede dejar de hacer que me duela recordar o sentir, ni siquiera el puede protegerme de que no duela.

Ya ha pasado más de un mes desde mi regreso y hasta ahora no he logrado nada de lo que tenía en mente, todo se complicó para mi y mi enfoque abarca más de lo considerado. Me preocupo y aflijo por cosas que sé que no deberían y sin embargo no puedo evitar sentir rabia, celos, tristeza entre otras.

Me piden que sea de acero, que sea fuerte y despreocupada ¿pero en qué me convertiría si hiciera caso? tengo la visión de que por fin sería el monstruo que aparentemente luzco. Yo no puedo ser Antonio y aveces quisiera tener su coraje para no flaquear, su orgullo para actuar igual de indiferente a pesar de sentir lo contrario.

El sol se oculta y con ello comienza a darle paso a la noche donde las bestias despiertan y salen de su escondite. Su mejor momento, la oscuridad les pertenece y es su cómplice para cada uno de sus actos.

No me molesto en ocultar mi afán cuando abro las puertas buscando a Fluvia en la biblioteca quien luce más nerviosa que yo. Me detengo en el centro de la habitación observándola con todo el desorden a su alrededor. Libros regados por el suelo, reliquias e incluso puedo jurar que luce la misma ropa que hace tres días.

—Fluvia pero que... —me quedo estática observando todo.

—Monica —se pone de pie con el cabello fuera de su peinado recogido e impecable de siempre, la abertura de su falta de tubo está más rota y su camiseta blanca llena de polvo.

—¿Pero que estás haciendo? ya veo a lo que se refería Roman.

—Pregúntame —me toma de las manos temblorosa— anda pregúntamelo...

—¿Que cosa? —me inquietó tratando de sentarla— explícame que es lo que está haciendo.

—¡Pregúntame joder! —exclama otra vez.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora