Escena extra - COMIENZO DE BROWN

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Jeyssel

Levántate despacio —pide Clare sosteniéndome ambas manos— es como si tuvieras un cuerpo nuevo y no tienes control de la fuerza que ahora posees.

Me voy incorporando hasta quedar sentado en la orilla de la mesa metálica. Admiro mis brazos antes delgados por la enfermedad y ahora han recobrado su volumen. Mis venas vuelven a estar exaltadas y no puedo evitar sonreír de felicidad.

—En verdad soy yo... —detalló mis piernas— dios no puedo creerlo, es... raro pero alucinante.

—Lo se —sonríe— te da mas de lo que tenias.

Me tomo un minuto para mirarla y frunzo el cejo.

—No te recordaba tan baja —es como si ella se hubiera encogido.

—Ven, ponte de pie grandote.

Rueda los ojos invitándome y me estiro hasta tocar el suelo. Estoy descalzo y semi vestido solo con unos pantalones de chándal.

Tenía razón, Clare ahora me llega al centro del pecho cuando antes lo hacía hasta la barbilla.

—¿Aumente de estatura?

—Si, es parte de algunos rasgos que mejoran —explica tomándome del brazo— ahora eres tan alto como Antonio, pero eso querido amigo... no es todo.

—Me miras mucho la cara —camino hacia el espejo— ¿a caso me salieron cuernos?.

—Estoy viendo que te salió un tercer ojo en la frente —su sonrisa se borra.

—No te creo —asustado me llevo la mano a la frente y me apresuro a verme en el espejo de cuerpo completo— ah.

No solo crecí unos centímetros más. Mi cuerpo.... tengo que tocarme para asimilar que es real. Jamás carecí de buena figura y me gustaba ejercitarme para tener volumen aquí y allá pero esto...

—Está es la belleza de la inmortalidad Jess —Clare se planta a mi lado mirándome por el reflejo— eres perfecto. Luces como todo un hombre hermoso de la nobleza.

Mis hombros son más anchos y mi abdomen tan marcado como nunca antes. Todos mis músculos tomaron forma así como mi cabello parece más negro que antes. Se eliminaron las imperfecciones de mi piel, así también como las cicatrices. Y mis ojos... ahora son de un gris más intenso como el puro acero forjado en la mejor de las cuchillas.

Mis tatuajes siguen ahí, pero ahora lucen mucho mejor por un cuerpo que estoy seguro que años atrás me hubiera costado mucho conseguir. Hasta mi barbilla está más afilada.

—Dijiste "noble" —me doy la vuelta— ¿por que? estoy seguro de que eso no debió resultar así.

—No, no debió —curva los labios— pero yo te hice así. Jamás vas a estar por debajo de nadie de los de mi especie.

—Por qué siento que esto va a traer problemas —soy honesto.

—Si, Jeyssel. Los traerá porque bien dijiste, eso no debió ser así, pero también se les olvida una cosa —su dedo me apunta el pecho— nadie me para ahora. Soy la máxima figura de autoridad, tanto como Antonio.

—Va a dar el grito el cielo.

—No solo el, toda la maldita estirpe cuando vea lo que he hecho contigo. Algo que no ha pasado en miles y miles de años —se encamina a la puerta— ahora ven y sígueme guapo.

Me lanza una camiseta y sonrió colocándomela. No tengo idea de a qué se refiere, pero estoy casi seguro de que el comienzo de algo está llegando y lo peor es que hago parte de él. Este solo es el primer problema de muchos futuros.

DINASTÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora