Capítulo 11

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FUE UN ACCIDENTE
|Sara Stone |

Uno... Dos... Tres...

Solo tenía que respirar profundamente mientras me miraba al espejo y así conseguiría no salir a gritarle la santa de mierdas que se merecía directo a la cara mientras renunciaba a este estúpido juego. No había sido capaz siquiera de pedirme una simple disculpa. Su trato había sido tan injusto e irrespetuoso y no me importaría el hecho de que fuese mi jefe como para patearle las bolas. Él no debió tratarme de aquella manera tan humillante. Pero... Solo pensaba. No podía quedar desempleada nuevamente, yo solo debía aguantar siete meses más.

¡Parecía una eternidad!

Salí del tocador después de haberle pedido permiso hasta para eso, y todavía faltaba que me lo hubiese negado ¡Maldito patán! Nunca fue de mi agrado, pero si antes solo me caía mal, ahora lo detestaba como no tenía una idea.

Me acerqué a él, que se encontraba charlando con Esteban y por lo que pude alcanzar a escuchar, estaban planeando llevarse a una mujer a casa.

¡Cerdos degenerados!

— Ya estoy lista — dije sumamente fría — Deberíamos subir ya.

—Tu encárgate de promocionar a Valeria. — le ordenó a Esteban.

—Entendido, jefe.

Subimos al elevador para ir directo al treceavo piso, pero un brusco movimiento dentro de este nos hizo perder el equilibrio provocando que casi cayéramos. Pero no fue así...

— Señor...

— Está oscuro aquí — gruñó, él. — Pero, ¿qué mierda pasa con estos elevadores? ¡Joder!

— Seguramente se fue la electricidad en el hotel — respondí a su santa de majaderías —. Solo una cosa...

—No tengo tiempo para sus tonterías, Sara.

—Si, bueno, yo tampoco — me estaba comenzando a enfadar — pero sería tan amable de dejar de tocarme los pechos.

—¿Qué? — preguntó cómo si no supiera a lo que me refería.

Al darse cuenta de ello, rápidamente me soltó y recobro la compostura dejando escapar un carraspeo de incomodidad.

—No me di cuenta, está muy oscuro y... Pensé que eras la pared.

Intenté contener la risa por su comentario que en lugar de ofenderme, me causó gracia.

—Si no fuera mi jefe — respondí de inmediato — Ya le habría dado una gran patada en las bolas.

En ese momento la electricidad regresó y el elevador volvió a su funcionamiento normal. Él ya no dijo nada después de mi comentario, lo cual agradecía profundamente, porque dije "bolas". ¡Por dios que dije la palabra bolas delante de mi jefe!

Estaba claro que fue un accidente, pues en el momento en el que elevador se detuvo perdimos el equilibrio y él por inercia se sostuvo  de mi. Claro estaba que olvidó que soy mujer.

Por fin nos encontrábamos dentro del evento y la cantidad de gente promoviendo sus marcas era impresionante.

—Encárgate de ofrecer nuestro producto a las mujeres que solo vienen a ver qué consiguen, ellas son las más importantes — me ordenó —Yo me encargaré de los ejecutivos.

LA CHICA DESASTRE ©° Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα