Capítulo 42

17.2K 1.6K 419
                                    

COMEDIA
| Leonardo Pereira|

 
Había pasado tanto tiempo desde que sentía que podía respirar con normalidad, sin una opresión en el pecho que estuviera fastidiándome constantemente. El contarle a Sara un poco sobre mi pasado me quitó un gran peso de encima, el poder hablar sobre esto que se sentía como una inmensa carga y no ser juzgado me devolvió un poco del Leonardo de hace casi 16 años. Puede que estuviese exagerando, pero simplemente no podía minimizar el dolor y la culpa.

Sara tenía razón con respecto a mi edad, puesto que era muy joven, y entonces entendí que dependiendo de la etapa en la que nos encontremos, determinaría nuestra forma en la que reaccionemos a los problemas.

Era prácticamente un niño y al no saber que hacer y como reaccionar ante tal situación, simplemente lo que hice fue crearme un trauma. Si hubiese sido un Leonardo más maduro, a sus 36 años, seguro estaba que mi reacción hubiese sido otra. Simplemente no me estaría culpando.

O eso quería yo pensar.

Habían pasado unos días desde aquella noche y simplemente nos dedicamos a trabajar con normalidad. Días en los que no pude hacer travesuras con Sara en mi oficina puesto que el trabajo se me había acumulado y debía terminarlo todo en esta misma semana. Lo que si era seguro es que esta noche no la dejaría escapar.

— Sara, hora de irnos — dije pasando frente a su puesto de trabajo.

— ¡Enseguida!

Entramos directo al elevador y en cuanto se cerraron las puertas me abalancé sobre ella y comencé a besarla con desesperación.

— Alguien nos puede ver — dijo apartándome de ella.

— Nadie nos vera — Murmuré contra sus labios y la tomé del trasero para empotrarla contra la pared.

Me restregué contra ella y la escuché jadear. Ambos estábamos que no podíamos con las ganas. Estaba a punto de arrancarle las bragas cuando en eso un brusco movimiento dentro del elevador nos desconcentró evitándome cometer una imprudencia.

Se había detenido nuevamente.

— Otra vez no — se quejó.

— Comienzo a creer que eres la chica "Anti-electricidad".

— Bueno, esta vez tu mano no esta en mis pechos.

— Pero si está en tu trasero.

Ambos reímos al recordar aquel incidente.

La bajé de mis brazos y decidimos esperar pacientemente, pero comenzaron a pasar los minutos y la electricidad no volvía. Ya nos habíamos cansado de estar en pie y debía confesar que Sara se estaba comenzando a comportar de una manera muy extraña.

— ¿Por qué no has arreglado los generadores? — cuestionó molesta.

—No comiences a culparme — respondí — En todos estos años jamás había pasado esto tan seguido.

— ¿Así que es mi culpa?

Quisiera haber podido ver sus gestos ante su reclamo, pero todo estaba tan oscuro.

LA CHICA DESASTRE ©° Where stories live. Discover now