Capítulo 12

17.9K 1.9K 500
                                    

ELLA ES UN KARMA
|Leonardo Pereira |

No podía dejar de mirarla y mucho menos evitar recordar su sabor que hace poco más de dos meses había probado por última vez. Una de las mejores amantes que había tenido, sin duda, toda una experta en el tema queriéndome hacer repetir y volver a por más.

—Yo podría darte eso que tanto deseas... — comentó coquetamente — Pero sabes que no doy ese tipo de información gratis.

— No parece problema — la tomé por la cintura acercándola mucho más a mi — Yo encantado de pagarte...

—Me encanta hacer negocios contigo.

— No tanto como a mí — besé su oído y la escuché jadear — Deberíamos irnos ya. Esta fiesta está más que aburrida.

 —Concuerdo, querido.

Caminé con ella sujeta de la cintura para así mismo conseguir salir de ese lugar. Ella me susurraba cosas indebidas al oído de todo lo que haríamos para pasar la noche donde mi cuerpo no estaba tardando en reaccionar. No veía la hora en tenerla solo para mí...

— ¡Señor Pereira! — gritó a mis espaldas y no necesite verla para maldecir por dentro. — ¡Señor Pereira! ¡¡¡Señor!!! ¡¡Pereira!!

¿Cómo alguien podía ser tan inoportuno?

— ¡Ya la escuche, Jesús! — le corté su escandalo — ¿Qué quiere, señorita Stone? — musité.

— Señor, yo... — balbuceó descoordinada — ¡Perdí mi teléfono y ya me llamé varias veces y no atiendo. Y si no me contesto, no tendré como pedir un taxi para llegar a casa!

Debía ser una broma, ¿no?

— ¿Ves lo mismo que yo? — le pregunté a Andrea.

— Veo a una ebria buscando su teléfono con su propio teléfono.

—Mierda, si es real — murmuré fastidiado.

Andrea no pudo evitar barrer a Sara con la mirada.

—¿Quién es ella?

— Mi nueva secretaria.

—¿Ella? — preguntó sorprendida.

Sara era todo lo contrario a lo que mis antiguas secretarias llegaron a ser. Y ahora que lo recordaba, creo archive su currículum varias veces.

— Amelia me la impuso — respondí resignado — Mira, deja me ocupo de ella. Espérame aquí, no tardo.

La tomé del brazo mientras ella seguía balbuceando por su teléfono perdido y la senté sobre una silla mientras buscaba a Esteban con la mirada por todos lados para pedirle que la llevara directo a su casa. Pero no había ni rastro de él por ningún lado, así que decidí llamarlo.

—¿Dónde estás?

 —Llegando al hotel con Vale...  — Le corté. No me servía de nada si ya no estaba aquí.

Me acerqué a Sara y me incliné para quedar frente a ella.

— Señor... ¡Pereira! — gritó y casi me ensordeció.

—¡Sara, estoy aquí! — suspiré e intenté tranquilizarme, lo cual no sería para nada fácil —Oye, necesito que me des la dirección de tu casa.

— ¿Mi casa? — se señaló así misma.

— Si, tu casa.

— ¡Konoha! — gritó entusiasmada.

LA CHICA DESASTRE ©° Where stories live. Discover now