Capítulo 59

15.5K 1.5K 597
                                    

LA MAGIA DEL PERDÓN
|Sara Stone|

 
¿Por qué esperar algo diferente? Él ya tenía su vida hecha y un bebé no iba a cambiar sus planes. Ahora era un hombre casado y debía portarse a la altura.

Si, claro.

Estaba triste, molesta e irritada. Todo parecía estar bien para mi, todo pudo haber funcionado sin él; pero ahora él ya lo sabía y no parecía estar emocionado ni lo más mínimo.

Alguien llamó a mi puerta y sin perder tiempo, la abrí con la esperanza de verlo a él. Sin embargo y para mí sorpresa, no era ni mi madre, ni Esteban y mucho menos al que esperaba, era... Era Amelia.

—Sara... — susurró mi nombre y su mirada pasó de estar en mis ojos a mi vientre.

«¿Qué hace ella aquí?» Oh, si. Se enteró de lo del bebé y ahora quiere matarme. Casual, soy la ex amante de su marido.

—Hola... — respondí avergonzada.

— Vengo en son de paz. — dijo levantando una mano en el aire.

Le ofrecí pasar y sentándome junto a ella serví dos tazas de café.

— Lo siento. No me imagino cómo debes sentirte con el hecho de que este esperando un hijo de tu marido y...

—Sara, cálmate. — me pidió con cierta incomodidad — Vas muy deprisa.

— ¿Qué?

Me miró en silencio y después cerró los ojos con fuerza dejando escapar un muy marcado suspiro entrecortado.

— Leo y yo no nos casamos. — dijo.

Ah. Bueno, menos mal. Pensé que sería algo más grave. Mucho... Más... ¿Pero qué mierda?

—¡¿Qué?! — exclamé sorprendida y juro que quería llorar, no, ya estaba llorando.

Sollocé sin poder evitarlo. Esto era... ¿Cómo podía haber sido tan tonta?

— Perdona, son... Son las hormonas.

—Tranquila —murmuró nerviosa. —Es normal que te sientas perdida. Al final de cuentas te fuiste sin enterarte de nada.

— Siento que las cosas no hayan resultado como usted quería.

— Ah... Pues, la verdad no lo hubiéramos hecho de todas formas si tú no llegases a aparecer.

—Perdón... — susurré entre lágrimas. — De verdad lo siento. ¡De verdad que lo siento tanto! ¡Oh, dios, perdóneme!

— Oye, tranquila. Escucha: me alegro de que seas tu y nadie más, Sara. — me tomó de ambas manos y se inclinó levemente para mirarme directo a los ojos.

Absorbí. No pude evitarlo.

— ¿Estoy soñando o algo? — pregunté. No fuera a ser que todo me lo estuviese imaginando.

—No. —se rio — La verdad es que he estado yendo a terapia y me ha ayudado bastante. Algo que se me quedo muy gravado fue lo de saber perdonar. Así que comienzo contigo en esa parte. Y después esta el saber soltar; que es lo que he estado intentando hacer con Leonardo.

—Eso es... Admirable.

—Solo quería dejar todo resuelto, pues me mudo a Francia definitivamente.

— Oh... — no pude evitar sentirme triste.

—¿Por qué te fuiste tu, Sara?

—Por cobarde —respondí —. Me enamoré como una adolescente y no lo sé, en el fondo sabía que usted era mejor para él que alguien como yo. ¿Por qué dejaría su vida entera por alguien como yo? ¿Por qué vendría a mi sí al final tenía a alguien como usted? Si usted siendo usted fue engañada. ¿Qué me esperaría a mi?

LA CHICA DESASTRE ©° Where stories live. Discover now