Capítulo 45

15.8K 1.6K 333
                                    

MIRADAS
|Sara Stone|

¡Que delicia!

No importaba para que lado me moviera, la sensación era simplemente deliciosa. Era suave, tibia y su textura era perfecta. Ni muy dura, ni muy blanda.

Me estiré dejando escapar un bostezo mientras que las sábanas blancas se deslizaban por mi piel.

— ¡Sara se nos hace tarde! — gritaron a mi oído y yo me sobresalté en el acto.

— ¿Esteban, qué haces aquí?

— Es mi casa.

— ¿Tu casa? — pregunté y el asintió con la cabeza.

No solía beber con mucha frecuencia, pero maldita sea porqué no podía recordar nada.

— ¿Y por qué no traes camisa?

— Porque me estoy cambiando y tu deberías hacer lo mismo porque se nos hace tarde.

— Bien... Solo una cosa — carraspeé — Nosotros no...

— Oh, si — respondió — Tuvimos la mejor noche de sexo de nuestras vidas.

— ¿Qué? — exclamé y casi me daba el patatús.

Empezó a carcajear y yo como respuesta le aventé una almohada a la cara. Vaya broma.

— Vamos, date prisa.

Salí de la habitación después de tomar una ducha fría y ponerme mi ropa que Esteban se había encargado de lavar y secar para mi.

— ¿Qué le pasó a tu jarrón? — pregunté en cuanto lo vi hecho trizas sobre el suelo.

— Un gato loco lo rompió, no importa — respondió encogiéndose de hombros — Vámonos ya.

Llegamos veinte minutos temprano al trabajo, pero en eso Esteban me detuvo antes de siquiera entrar.

— ¿Qué pasa?

— Deberías ir a cambiarte, no queremos que las malas lenguas hagan de su uso. De por si ya se ven curiosas.— dijo — Aún hay tiempo y si de casualidad terminas por llegar tarde, seguro encontrarás la excusa perfecta para marear a Leonardo. 

— Si, creo tienes razón.

Salí disparada a mi casa. Total ya me había bañado, solo era cuestión de cambiarme. Sin embargo, me demoré bastante por intentar explicarme con mi madre y así evitar ser asesinada.

"¡Mamá, no estoy durmiendo con nadie!", dije antes de salir de casa. En la noche ya me disculparía como era debido.

Apenas e ingresé corriendo por lo tarde que era, pude notar como todas las miradas estaban sobre mi. Absolutamente toda la oficina tenía su mirada puesta en mi. No lo entendía. ¿Qué había pasado?

— ¿Qué tal la noche, Stone? — me preguntó América, la chica de recepción, al pasar por su lado.

— Bien, gracias.— respondí descolocada. — ¿Qué les pasa a todos?

— ¡Por dios, Sara! — gritó por lo bajo — Que todos están patas arriba por ti.

— ¿Por mi?

— ¡Así es! — respondió — ¡Que ya todos saben que pasaste la noche con Esteban!

— ¡¿Qué?!

— Pero que guardadito te lo tenías — añadió — Que Esteban jamás se involucra con chicas de la oficina. ¡Tu eres la primera! Te mega envidio.

LA CHICA DESASTRE ©° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora