Capítulo 2

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El viaje fue largo, nos quedamos dormidos en el tren de regreso.

Nadie se preguntó dónde había ido el campeón pero ahora todos sabían que era cierto el rumor de que se casaría.

Un ligero movimiento me despertó, me quedé por unos segundos pensando en dónde me encontraba, tenía la capacidad de dormir donde quisiera mientras viajaba.

—Llegamos.

El bullicio de la gente era obvio, lo estaban esperando, aunque no era extraño saber que iba con él, todos nos conocían en ese lugar.
Lionel por ser el campeón y a mí por mis padres que eran profesores pokémon.

—Está lleno... —mi voz ronca no ayudaba cuando vi a toda la gente.

—Ponte esto.

Me colocó su gorra sonriendo, le devolví la sonrisa juguetona.

—Pareces perdida—torció la boca burlón.

—Imagínate si lo estuviera...

Salí del vagón sin darle tiempo a responder, la gente lleno el lugar con ruido y gritos a Lionel, algunas de las señoras me reconocieron y me saludaron amablemente.

—¡Hermano!

Conocía esa voz, aunque había cambiado en el último año, sabía quién era.

—¡Paul! —saludé mientras me abría paso para abrazarlo.

Era la viva imagen de su hermano mayor, adoraba su forma extraña de ser.

—¡Hermana! —gritó mientras me abrazaba emocionado.

Sip, para él era como su hermana mayor que le daba regalos, una buena forma de conquistar a los hermanos pequeños.

Sentí unas miradas fijas, así que volteé interesada.

Dos jóvenes de cabello castaño me contemplaban sorprendidos, les sonreí juguetona a lo que ellos me correspondieron nerviosos.

—Será mejor movernos —susurró Lionel mientras me tomaba de los hombros sonriéndole a la gente.

Lentamente nos abrimos paso por la gente hasta salir a campo abierto.
Por fin nos presentaron a los dos chicos.

—Mi nombre es Gloria —la joven sonriente parecía ser muy animada.

—Un placer, Víctor —el joven parecía precavido, más calmado, tal vez no fuera tan platicador como su hermana.

Al parecer ambos eran gemelos, se notaba.

—Un placer —sonreí amablemente.

—¿Eres ella? —Víctor sacó su teléfono y me mostró un gran cartel.

—¿Eres la fotógrafa profesional de la región de Hoenn? —preguntó emocionada Gloria.

Su emoción me sobresalto pero le sonreí avergonzada, era raro ver que me reconocieran tan fácilmente.

—El año pasado fuiste a Alola, ¿cierto? —me retracto de mis palabras, Víctor era súper hablador.

Asentí nuevamente.

—Será mejor hablar mientras comemos.

Agradecí la ayuda de Lionel con una mirada silenciosa.

El camino fue ameno, supimos que estos jóvenes se habían mudado apenas, era bueno saber que Paul tenía más amigos de su edad en este lugar.

La madre de Lionel nos recibió con gusto evidentemente, a mi me abrazo fuerte y a su hijo también.

Una vez que nos encontrábamos comiendo con los nuevos vecinos, nos contaron una historia,  los tres fueron a buscar un Woolo que se metió en el bosque Oniria, en pequeña aventura escucharon el aullido de algún pokémon que no reconocieron junto con una visión de ellos.

Afortunadamente salieron sin herida alguna, solo contemple a Lionel que se fijo en ambos chicos sonriendo ampliamente.

—¿Les darás recomendaciones? —pregunté mientras recogíamos las cosas.

—¿Fui tan evidente? —preguntó curioso.

—Te conozco de años, esa mirada no la había visto desde que Roy te intereso como contrincante a vencer.

—Tal vez tengan un gran futuro, solo necesitan un empujón para volverse más fuertes.

—Claro, si el campeón imbatible lo dice, es que porque su vista jamás se equivoca.

A diferencia de Lionel, mi meta final solo era vencerlo, no recuerdo como gane y sinceramente estuve a nada de perder contra su Charizard.

Pero solo quedó en empate, si no hubiera estado el efecto de clima lluvioso, sus ataques me hubieran fulminado sin tregua alguna.

Pero eso pasó hace diez años.

Lionel les dio a escoger a sus pokémon a los chicos, Gloria se quedó con Sobble,
Víctor con Scorbunny y Paul con Grookey

—Tomen esto.

Les tendió una carta a los tres.

—¡Esto es! —gritó Paul sorprendido, admiro el papel para después ver a su hermano.

—Recomendaciones para que entren a la liga pokémon de este año, espero grandes cosas de ustedes.

Pude notar la emoción de los tres chicos en sus ojos, esa carta que sólo sí tienes suerte, la recibes una vez en la vida.

Ahora ellos podían competir en la liga.

Era de noche y yo aún tenía que volver a casa.

—Te acompaño —la voz de Lionel fue un susurro ante el ruido de la casa.

—No necesitas regresar a casa esta noche.

La voz pícara de su madre hizo que me ardiera la cara y logró hacer que Lionel se aclarara la garganta avergonzado, teníamos medio año de no vernos, era obvio que queramos hablar.

El camino a casa, fue agradable, ambos veíamos las estrellas, el cielo de Galar era el más hermoso, siempre pude ver las estrellas llenar el firmamento que se perdían en las demás ciudades.

—Tus padres...

—Fueron a Jotho —aclaré mientras llegábamos a una pequeña casa—.Pero esta casa la dejaron para mi, para tener un lugar donde volver y tal vez, crear una vida tranquila.

Abrí la puerta y encendí la luz, varios muebles estaban tapados con mantas y plásticos, mis padres no moverían nada, simplemente lo venderían con toda la casa pero sabían que volvería y estaría sola, supongo que al menos querían ayudarme a quitarme una carga.

Subimos al piso de arriba, ahí estaba mi recamara que seguramente seguía nueva.
La cama al fondo, una ventana que dejaba pasar la luz de la luna y un pequeño closet en la pared.

Era más que suficiente para esta noche.

—Puedo quedarme... Si quieres...

Volteé hacia Lionel quedando de frente, sus ojos dorados brillaban contemplándome, le sonreí mientras me acercaba a él.

—Regrese a casa —susurré sonriendo para él.

—Bienvenida a casa —susurró alegre tocandou su frente con la mía.

Mis manos se movieron suavemente por su pecho hasta que mis brazos se envolvieron alrededor de su cuello para atraerlo a mí.

Sin embargo él, me tomó por las piernas y me cargó hasta acostarme lentamente sobre la cama.

Su sonrisa era simplemente hermosa.

Se inclinó suavemente, cuando su boca se encontró con la mía, todo dejó de existir para ser solo nosotros dos.

La Corona Olvidada Kde žijí příběhy. Začni objevovat