Capítulo 3

1.1K 77 14
                                    

—¿Cómo conociste a Lionel?

La pregunta de Víctor no fue incomoda, en realidad llevábamos rato hablando sobre las regiones y fotografías.
Habíamos ido con la profesora Magnolia, para nuestra suerte estaba tan trabajadora como siempre.
Estábamos esperando a una persona más, así que amable nos dejó sentarnos en su cocina mientras tomábamos el té.

—Corriendo —Mi contestación pareció extraña, así que añadí—. Fue poco antes de que ambos entráramos a la liga pokémon, ese día tuvimos un encuentro bastante extraño.

**°°**°°**°° Libro 1 **°°**°°**°° Preludio **°°**°°**°°

Durante las vacaciones de la escuela había convencido a mi padre para que me comprara una cámara, no fue gratis pues tuve que esforzarme en todo lo que hacía.

Diligencia de entrenamiento y estudios científicos que me hacían estudiar, además de la escuela.

No fue hasta el verano que me dejaron ir sola a tomar fotografías, estaba emocionada, no era igual que un viaje para ser entrenadora pero ciertamente tampoco estaba del todo mal, la pradera era lo mejor sin meterme en la hierba alta, por supuesto.

Durante todo el día tome fotos, ni siquiera sabía si estaban bien, pero me divertía y eso era lo importante, antes de irme a casa una tormenta de arena se levantó, había dos pokémon peleando, intente alejarme lo más pronto posible pero me quedé en medio de la pelea sin darme cuenta.

Escuché un graznido de un pokémon a mi lado, no sabía qué hacer, no llevaba ningún pokémon conmigo, así que lo único que pude hacer fue lanzarme al piso para evitar cualquier ataque, sin embargo lo que cayó frente a mí fue un hermoso Rookidee, estaba lastimado en la parte inferior de su ala.

Intentó levantarse sin lograrlo, vi en lo alto a un Skarmory estaba atacando todo a sus alrededor con sus afiladas alas.

El pequeño Rookidee me miró a los ojos, lastimado y con sus pocas fuerzas que le quedaban.

Mis piernas temblaban, un nuevo graznido hizo que mi pecho retumbar, no sé de donde saqué la valentía, mis piernas se movieron ágilmente para evitar que ambos fuéramos atacados, tomé al pequeño en brazos y comencé a correr, ya no importaba la dirección simplemente era salir a salvo de aquella tormenta.

—¡Cuidado!

El grito fue acompañado de un ataque de ascuas.

Salí de la tormenta, frente a mi había un joven de cabello cárdeno, su cara estaba llena de preocupación.

Sin darle tiempo tomé su muñeca y comencé a correr para alejarnos del pokémon salvaje.

No note cuanto corrimos, pero mis piernas se movieron solas hasta llegar al pueblo.

Por fin solté al joven, ambos jadeando por el cansancio y la falta de aire.

—Gracias por la ayuda —dije mirando al Rookidee, quien parecía estar asustado—. Te veo después.

No mire atrás mientras corría al centro pokémon, sabía que ninguno de los dos estaba herido pero quería salvar al pequeño.

El tiempo que paso para volver a ver al joven fue de una semana, cuando volví al centro pokémon, lo reconocí por la gorra que llevaba puesta.

—¡Oye! —grité mientras me acercaba a él.

El joven volteo a verme sorprendido pero sonrió al reconocerme, a su lado estaba un pequeño Charmander.
Me quedé parada frente a él, su cabello cárdeno era realmente bonito, no era un color común, eso lo hacía llamativo, resaltaba a la vista y sus hermosos ojos dorados parecían curiosos y atentos.

La Corona Olvidada Where stories live. Discover now