Capítulo 7

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Nadie se creía lo que escuchaba.

—¿Dice que nos tomaran fotos para una revista? —la pregunta de Roy se alzó ante los presentes.

—Sí, el presidente Rose tuvo la idea para ustedes.

Nadie de los presentes se veía seguro o interesado.

—¿Por qué dudan? —preguntó Naboru quien supervisaba a los fotógrafos.

—¿No suena sospechoso? —preguntó Sonia por debajo pero ante el silencio su pregunta no paso desapercibida.

Levante la mano sin dudarlo, por unos segundos todos me miraron.

—¿Van a pagarnos?

Estaba corta de fondos últimamente, mi equipo iba a crecer y necesitaría más dinero.

—¡Sí! —contestó emocionado el fotógrafo intentando convencerme—. Un día completo y un ejemplar de la revista.

—¡Estoy dentro! —grité poniéndome de pie.

—¿Estás loca? —preguntó Roy frunciendo el seño.

—Me dirás que no quieres, ¿de verdad? —pregunté desafiándolo—, acepto porque nos van a pagar y para su información si el presidente lo realiza debe ser oficial, de todas maneras, no todos los días apareces en una revista regional a menos que seas líder de gimnasio o en su defecto, el campeón.

Todos pensaron en mis palabras y el fotógrafo parecía agradecido por la ayuda indirecta.

—Yo también voy.

Sonreí al ver a Cathy de pie decidida, ahora volteé a Lionel quien parecía sorprendido pero como sospechaba él también se levanto, Sonia soltó un suspiro pero accedió, para nuestra sorpresa Percy también, Nerio se negó y se retiro, aunque no nos sorprendió su respuesta abrió camino a varios inseguros para rechazar también.

El único que faltaba por decidir era Roy.

—Solo mirare —dijo finalmente.

—Muy bien entonces irán al estudio —dijo Naboru contemplando y sonriendo a los que quedamos—. Suerte.

Subimos a una camioneta las chicas adelante y los chicos atrás, los fotógrafos comenzaron bombardearnos de ideas que tenían, aun así nadie los interrumpió, hasta que me aburrí y comenzamos a hablar entre nosotros, los chicos molestaban a Roy para que se nos uniera.

Al llegar todos quedamos maravillados con el gran estudio, llenos de diferentes atuendos.

Probamos de todo, cada cosa parecía quedarles a todos, hasta el granjero tenia mejores poses que yo.

—No pareces ahora tan animada —se burló Roy mirando como fulminaba a Percy.

—En absoluto —mentí descaradamente—, al menos yo acepte de primeras y no hice el ridículo.

Un bufido de su parte me dijo que gane la pelea de palabras.

Cathy por su parte posaba de manera natural, se veía animada y feliz, aunque no lo pareciera era la que más se estaba divirtiendo de nosotros.

Lionel portaba seguridad, pero se notaba nervioso alrededor de las niñas, era muy divertido verlo, así que Roy y yo nos encargábamos de hacerle burla.

—¿Los tres son amigos?

La pregunta del fotógrafo nos hizo parar nuestras palabras para asentir, una sonrisa amable pasó por sus labios.

Hicieron que los tres nos cambiáramos de ropa, me pusieron a mí un vestido blanco elegante sin mangas con volantes de colores rosas y azules, sentía como si fuera un Sylveon, con el cabello peinado hacia un lado.

Cuando ellos llegaron todos soltaron palabras de asombro, ambos portaban trajes a juego con el mío, Lionel con un pantalón de vestir blanco con camisa de color negro y un chaleco de color vino junto con una corbata a juego, mientras que Roy iba casi idéntico a diferencia del color del chaleco que era balnco.

Eran similares, pero se notaba la diferencia, trajeron un sillón rojo adornado con pétalos naranjas, blancos y rojos, era un bonito escenario.

Me sentí extraña, mirándolos así, eran muy atractivos, demasiado, tuvieron que llamarme para que atendiera las indicaciones, los tacones que portaba eran cómodos, cuando ambos me miraron por fin, solo abrieron sus bocas sorprendidos.

Aunque llevábamos poco tiempo de conocernos fue sorprendente vernos así, era como si no fuéramos nosotros mismos.

Me sentaron en medio del sillón, rodeada de pétalos, piernas juntas y mis manos...

Lionel estaba arrodillado a un lado mirándome y sosteniendo mi mano izquierda con la suya superficialmente, mientras que Roy estaba atrás del sillón, gracias a su altura y con algo de ayuda, quedaba por encima del sillón, con una sonrisa traviesa el tomaba mi mano derecha con la suya.

Era una sensación extraña, ambos parecían entretenidos viéndome, pero yo no sabía a quién mirar, su toque suave de ambos era cariñoso, mi corazón estaba latiendo como loco.

—¡Muy bien todos viendo aquí!

El gritó hizo que me concentrara, una sonrisa apareció en mis labios.

—1, 2, 3...

La foto fue tomada en ráfaga de segundos, yo solo pude notar los labios cálidos de ambos en el dorso de mi mano, eso no era parte de la foto.

Cuando termino volteé a verlos muy sorprendida, pero ambos parecían burlarse de mí con sus alegres sonrisas, parecía que ellos se habían puesto de acuerdo para la foto.

Las siguientes fotos fueron algo parecido a esa, aunque ahora teníamos a los demás en el sillón, dejaron que nos tomáramos una en grupo para recuerdo.

Era de noche cuando termino la sesión, dejaron hospedarnos en un hotel una habitación para cada uno, tomé un largo baño relajándome y pensando en el beso de ambos. Era tonto y ridículo pensar en eso cuando ambos se habían puesto de acuerdo para molestarme pero... algo en mi no dejaba de darle vueltas.

Tocaron la puerta de mi habitación, al abrirla estaba Cathy.

—Gracias por tomar la iniciativa —dijo tomando asiento en la cama, hice lo mismo.

—¿A qué te refieres? —pregunté fingiendo inocencia—. Solo fui por el dinero, además eras la más relajada de todos, como si esto fuera tu profesión de vida.

—Quiero convertirme en una modelo.

Sus palabras fueron serias a lo que le sonreí.

—Bueno, serás una de las más hermosas —sonreí para ella—, serás la reina del mar.

Cathy dejo salir una risa alegre.

—Sonia tenía razón, eres una chica muy curiosa, con razón enamoraste a esos dos.

Sus palabras me sorprendieron, pero me reí para quitarles importancia.

—Ellos son amables y lo hicieron para burlarse de mí —insistí, aunque yo tampoco me creía.

Saco a su Rotom mostrándome una foto, sentí que el alma se caía al suelo.

Solo veía brillar los ojos de ambos jóvenes al verme mientras besaban mis manos, no solo era diversión realmente...

—Están enamorados de ti.

—¿Qué hago ahora? —pregunté sin darme cuenta.

—¿Te gustan?

Era una pregunta muy complicada...

—Los aprecio como amigos, pero... no creo ser capaz de elegir a uno... —no sabía que pensar.

—No tienen porque saberlo, no aun, síguelos tratando como siempre, aunque seas más consientes de ellos, tienes tiempo hasta que lleguemos a vencer todos los lideres de gimnasio.

Era cierto, aun tenía tiempo y tal vez en ese tiempo hasta ellos me olvidaran... aunque eso me doliera.

La Corona Olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora