Capítulo 20

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La primera vista fue increíble, edificios enormes por doquier, la torre más grande al fondo, una gran noria pero sobre todo el hermoso estadio al final.

Caminamos un rato, la plaza era enorme y no se diga de la ciudad, no se veía el fin.

—¡Es enorme! —grité emocionada admirando los grandes edificios y los carteles llamativos.

—Nunca creí que fuera tan grande...

Secundo Lionel girando viendo todo.

—Es mucho más grande que Ciudad Artejo —agregó Roy silbando asombrado.

Tras caminar un poco más ingresamos al transporte de monorraíl, eran tres vagones cómodos y con grandes ventanas para dejarnos ver la ciudad, me quedé pegada a la ventana para ver lo grande y bonita que era, Roy tuvo que jalarnos a Lionel y a mí para sacarnos en nuestra estación.

Llegamos hasta el hotel Rosalón.

—¡Caray! Si rompo algo sin querer voy a deber mi alma al hotel —comentó Roy caminando con cuidado.

Realmente se veía caro, muy caro...

Tras registrarnos, gracias a que éramos participantes nos dieron a precio preferencial, logramos entrar a nuestros cuartos y tomar una larga ducha caliente.

Quedamos para ir a comer, pero quien me encontré fue a Nerio, parecía que también se disponía a descansar.

—¡Hey! —Saludé con la mano mientras me acercaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó extrañado.

—Al menos dime hola... —me quejé encogiendo los hombros—. Estaba esperando a los chicos para ir a comer...

Su ceja se alzó como si estuviera asombrado, pero negó efusivo.

—Sonia se llevó a Lionel hace un rato para visitar la ciudad, le dijo que ustedes se habían adelantado para apartar lugar.

Oh... Interesante, que locura...

—Eso sí es nuevo.

—¡Roy! —el chico me saco un susto al colocar una mano en mi hombro.

—Van a tardar una eternidad en encontrarse, será mejor que los dejen en su cita —caminó desinteresado hacia el elevador—, deberían ir al centro, hay cosas para ver y buena comida también.

Lo de cita sonó extraño, Roy también se quedó callado, el silencio entre ambos fue interrumpido por el chico de ojos azules.

—Bueno si va con Sonia lo más probable es que pueda regresar al hotel, si fuera solo me preocuparía.

Intente convencerme de que estaba bien, igualmente ellos eran amigos, lejos de un interés romántico ellos se conocían mucho antes que yo, darles un poco de espacio no estaría mal.

—¿Deberíamos ir a comer?

—Seeeeh, muero de hambre —contesté desinteresada, de todas maneras era imposible intentar encontrarnos, lo mejor era caminar y disfrutar por nuestro lado.

Roy al principio parecía estar sumido en silencio pero conforme fuimos avanzando su buen humor regreso, caminamos por las calles, él se divertía tomando fotos con su teléfono y por mi lado miraba todas las tiendas que podía.

Era casi de noche cuando llegamos a un gran puente que conectaba las casas y el hotel.

La puesta de sol era hermosa, el viento frío refrescaba mi cuerpo, me recargue en el barandal relajándome.

—Sabes... —comencé a hablar sin mirarlo—, me alegro haber comenzado este viaje, volverme tu amiga me ha hecho muy feliz, de no ser por ustedes me hubiera rendido hace mucho.

—¿Por qué me dices esto? —preguntó recargándose en la barandilla mirándome.

—Porque no importa quién gane el día de mañana la liga, podré irme lejos sabiendo que tengo buenos recuerdos en este lugar...

—¿Irte? —preguntó como si no supiera de qué hablaba

Por fin gire para mirarlo, sus ojos estaban sorprendidos, pero le sonreí para quitarle pesar.

—Así es, no me quedaré en Galar, tal vez no me marche hasta que me prepare correctamente, tal vez cuando cumplamos los catorce tenga permisos suficientes para viajar.

—¿Y después? —su voz sonaba dolida—. ¿No puedes quedarte?

Dio un paso hacia mí, intentando alcanzarme con su mano.

—Estoy segura que todos tendrán un destino brillante en Galar.

Antes de que logrará decir algo más me abrazo, no tuve el valor de alejarme, sentí ligeramente el temblar de su cuerpo, lo único que pude hacer fue corresponder ese abrazo.

—Entonces yo te...

Antes de que terminara alguien tiro de mí alejándome de Roy.

Unos brazos me rodearon por la espalda, una agitada respiración erizo mi nuca.

La cara de Roy era sorpresa pura mientras aún alzaba su mano dirigida a mí.

Alcé la vista encontrándome la mirada de Lionel amenazante hacia Roy, logré solo separarme un poco para ver su gorra en el piso y a unos metros de nosotros a Sonia sorprendida.

—No dejaré que te la lleves.

Sus palabras hicieron conmoverme, jamás lo vi tan serio, mi mano se aferro a él sin darme cuenta.

—Entonces no me sueltes.

Ahora sus brillantes ojos dorados se posaron en los míos.

—No me sueltes aunque este lejos —repetí, mis manos tomaron su sudadera dejándonos frente a frente.

—Lo juro —sus ojos brillaron ante su palabra junto al atardecer antes de apagarse en el horizonte.

Una sonrisa pasó por mis labios para jalar su sudadera a mí.

—Creo en ti.

Sin decir nada más lo bese en los labios, fue un toque suave entre ambos, Lionel sonrió para colocar su frente en la mía.

El sonido del agua y las luces nocturnas de la ciudad acompañaron nuestra promesa.

La Corona Olvidada Where stories live. Discover now