Capítulo 34

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No tenía más palabras para disculparme con Lionel.

—Tranquila, somos un equipo, ¿recuerdas? —Lionel parecía sonreír del otro lado del teléfono con su suave voz—, me encargaré de esto.

Sus palabras eran cálidas, él en verdad no estaba molesto conmigo, solo pude quedarme callada, estaba siendo una molestia.

—Tal vez no debí volver... —mi voz se cortó al darme cuenta que lo dije en voz alta.

El silencio al otro lado del Rotom parecía ensordecedor.

—Eres y serás siempre mi prioridad, los dos estamos seguros de que el presidente quiere retenerte a la fuerza pero no lo va a lograr, con ninguno de los dos.

La confianza en sus palabras me relajaron solo un poco.

—De verdad lo siento, Lionel...

—En ese caso, soy yo quien debe disculparse contigo por dejarte sola en estos momentos.

Agité mi cabeza negando, sabía que él no me veía pero agregué:

—Está bien, estas ocupado...

—Me alegro de verdad que estés bien y a salvo, aunque estoy realmente molesto con esta situación a causa del presidente.

Una pregunta que siempre tuve volvió a surgir.

—Lionel...

Me quedé callada, no pude decirla.

¿Alguna vez pensó en darme el título de campeona? Era ridículo pensar en eso a estas alturas...

—Dime...

Regresé en mí.

—Te extraño.

No mentí pero me sentí culpable ante ese pensamiento que tuve.

—Y yo a ti más de lo que piensas, espero verte pronto, seguimos en contacto.

Tras estas palabras colgó, me abracé las piernas y esperaba que así fuera, volver a verlo pronto.

Estaba sentada con la gente a mí alrededor gritando emocionados por los combates, Paul había superado el gimnasio sin problemas, Víctor casi se vio acorralado y Gloria estuvo a nada de perder.

Había llegado temprano así que asistí a un encuentro más.

Una joven de ojos cían, unos que solo conocía en otra persona, ganaron contra Cathy con su Morpeko.

Salí del estadio para esperar a los jóvenes, los tres seguían tan animados pero con caras cansadas.

—¡Felicidades por su segunda medalla! —animé a los chicos mientras llegaba a su lado.

—¿Nos viste hermana? —Preguntó Paul animado.

—Por supuesto —lo despeine riendo abrazando al joven que me correspondió sin problemas—, fue divertido ver sus encuentros, siendo tan diferentes todos.

A lo lejos vi a la chica de bonitos ojos que llamo mi atención.

—Ella también dio un gran espectáculo —los chicos voltearon hacia donde estaba mi mirada—, ¿es amiga de ustedes?

—No creo que nos considere amigos —comentó Paul inseguro.

Era interesante, caminé hasta ella, cundo me noto sonreí amablemente, detrás de mi iban los chicos.

—Hola —saludé lo más amable posible, sus ojos se posaron en mí y entonces supe que era ella—, la participante Roxy, ¿verdad?

Con inseguridad asintió, seguía siendo tan penosa como hace años.

La Corona Olvidada Onde histórias criam vida. Descubra agora