Capítulo 61

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Mis manos jugaban con un cojín que tenía cerca, me encontraba sentada en un hermoso sillón blanco, era una sala especial para recibir a los invitados antes de la boda oficial, la sala estaba llena de flores que Percy cuido personalmente pero sobre todo el gran vestido quedo hermoso gracias a los arreglos de Mel, lo que más llamaba la atención era el arreglo del cabello, una hermosa corona que Lionel eligió, el velo caía por mi espalda naturalmente.

—Si fuera otra persona diría que está nerviosa pero por tu cara puedo decir que estás aburrida.

—¡Roy!

El joven entró sonriente y relajado portaba un traje blanco que lo hacía ver especialmente guapo y elegante.

—Gracias por venir —dije mientras se sentaba junto a mí—, me dejaron sola.

Roy me contempló por un largo rato, hasta que su sonrisa se agrandó.

—Estás hermosa con ese vestido.

Sus palabras estaban llenas de calidez y sus ojos azules brillaban con intensidad.

—Gracias —le sonreí agradecida por sus palabras.

—Cuando te vi por primera vez con un vestido blanco pensé que eras la mujer más bonita del mundo.

Sus suaves palabras hicieron opresión en mi corazón, fue en el evento de fotografías, ese recuerdo era agradable para todos nosotros pero no pude evitar sentirme un poco triste.

—Me alegra ser tu amigo para admirar a la mujer hermosa en la que te has convertido —sus hermosos ojos azules brillaron pero su sonrisa se volvió nostálgica.

—Supongo que el destino nos unió en aquella ocasión en el área silvestre.

Me recargue en su hombro sin preocupaciones, él se tenso un poco para después suspirar relajado.

—Gracias por ser alguien importante para mí y también para Lionel.

Roy guardo silencio, no era incómodo pero parecía estar pensando, desconozco en qué momento realmente me dejó ir de su corazón.

—Hablaré con ambos cuando estén juntos pero para ser sincero quería hablar contigo a solas también.

Me dio un beso en la coronilla, me quede quieta sorprendida por su gesto, pude sentir como aquel beso fue largo y lleno de amor.

—Te deseo toda la felicidad junto a Lionel.

Se paro sin voltear a verme alejándose en silencio, ahora realmente sabía que me estaba dejando ir, siempre preocupado por mí, así era Roy, tierno y cariñoso, mi corazón rezó por su felicidad.

Lentamente la sala se volvió a llenar de gente, Nerio también me habló de manera dulce, se veía emocionado cuando me vio, él dejó su cabello amarrado en una larga trenza que caía en su costado, su traje también era blanco, de hecho la mayoría llevaba ese color y las chicas llevaban vestidos de color cían.

—¡Maestra!

Los dos nuevos campeones llegaron saludando fascinados por el evento.

—¡Hermana! Estas guapísima.

Paul no se reprimió ante sus palabras, comencé a reír agradecida, ellos eran los últimos en entrar a saludar, Gloria parecía fascinada junto con Roxy, Víctor sonreía realmente alegre y emocionado, si hubiera creído que esto pasaría cuando tenía su edad estoy segura que solo habría reído de esa idea loca pero aquí estaba, diez años después nerviosa por el inició.

Mi padre tomó mi mano.

—¿No podemos omitir esta parte? —pregunté lo más relajada posible antes de siquiera salir.

—¡Nunca! —sus ojos brillaron con firmeza—. ¡Los dos realizaremos esta ceremonia a lo grande!

Su mirada desbordaba seguridad, me terminé riendo a causa de sus palabras.

—Se feliz, hija mía, ve y abraza al hombre que cuida de tu corazón.

Abracé a mi padre, lo escuche gimotear suavemente y entonces salimos lentamente.

Había más gente de la que pensaba en un principio, a pesar de ser algo pequeño, la gente nos miraba emocionados.

Caminé tranquila y erguida, al frente vi al hombre con quien estaría el resto de mi vida, Lionel estaba esperándome con una gran sonrisa en su rostro.

Su traje negro hacia resaltar el dorado de sus ojos, su cabello estaba trenzado y adornado con flores pequeñas.

Lionel extendió su mano seguro y sin miedo, mi corazón latía como loco, el tacto de sus dedos en mi piel fue suave, la sonrisa de mis labios era inevitable el mundo dejó de existir para Lionel y para mí.

La pequeña ceremonia finalizó con un beso lleno de amor.

—Te amo.

Su susurro hizo cosquillas en mi interior.

—Te amo, Lionel.

Lo volví a besar sin miedo, de alguna manera habíamos ganado y el destino se volvió nuestro.

Durante el resto de la fiesta baile con Roy quien literalmente me llevó a la pista para que hiciéramos el ridículo.

Nerio se movió elegante y con gracia, solo una vez había bailado con él, su seguridad seguía inquebrantable.

Paul se acercó sin pena con una divertida reverencia, dimos vueltas riendo divertidos.

Berto fue serio pero parecía disfrutar del pequeño baile.

Percy me abrazo emocionado y dio varias vueltas conmigo cargándome él en realidad.

Naboru fue elegante parecía divertirse también, sus palabras me desearon una feliz vida y también estaba muy feliz por ambos.

Víctor fue un poco torpe porque estaba nervioso pero aligere su carga haciéndolo reír con chistes tontos, se relajo lo suficiente para hablar conmigo agradeciendo por todo.

Lionel llegó al final, no menos emocionado y aunque baile unas cuantas canciones me emocione tanto que di pequeños saltos a él, su mano tomó la mía y la beso, su mano se deslizo suavemente por mi cintura acercándome a él y su mano sujetó suavemente la mía para guiarme al centro de la pista, las luces bajaron y el sonido suave del una guitarra sonó junto a la voz de Nerio llenando la sala.

Nerio aceptó cantar para nosotros en la última pieza porque a su hermana también le hacía ilusión escucharlo.

Lentamente solo fuimos Lionel y yo, por primera vez me sentí nerviosa, con pasos suaves me guió lentamente, la letra de su canción era sencilla pero hermosa, mis lágrimas iban a caer pero un beso en mi mejilla me hizo saber que él también sentía aquella canción.

—Estas radiante, esposa.

Sus palabras me hicieron sonreír tontamente, era emocionante escucharlas de él.

—Mi esposo es guapo y maravilloso —sonreí pasando mis manos por sus hombros, él me tomó por la cintura acercándome más.

Esta vez el tiempo pasaría y estaríamos juntos, nuestro camino comenzó por casualidad y seguimos unidos por el destino.

Su frente tocó la mía con suavidad, ya nos preocuparía el futuro después, por ahora solo éramos nosotros con nuestros amigos y seres queridos, esta noche y los siguientes días serían felices para los dos.

La Corona Olvidada Where stories live. Discover now