Capítulo 28

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Lionel estaba frente a mí, nos mirábamos seriamente.

Estábamos en un balcón alejados de la fiesta, todo había terminado tranquilamente.

—Lamento no cumplir mi promesa del día de hoy, no pensé que fuera tan agitado el día.

Su promesa de reunirnos.

—Descuida —agité mi mano para restarle importancia—, mis padres quieren quedarse en la ciudad un par de días más y después partiremos a Ciudad Auriga para que sigan sus investigaciones.

Querían ir de viaje mientras tuvieran sus vacaciones dadas por ellos mismos, me llevarían para pasar tiempo juntos.

—Después averiguare que hacer con mi vida, ¿volverás a pueblo Yarda con tu familia antes de que empiece... lo que sea que hagan los campeones?

Mi pregunta lo hizo pensar un poco pero asintió inseguro, mañana Roy se iría con su familia al igual que todos los demás.

—Mañana, salgamos después de despedirnos de todos —sugerí al aire, me incliné en el balcón para ver el hermoso jardín iluminado—, tengo algo para ti.

Volteé sonriendo para ver su cara de sorpresa y sonreír.

—Siento que siempre recibió de ti —comentó mientras también se recargaba en el balcón.

Lo empuje con el brazo riendo.

—Me ayudaste durante todo este camino, deja que mi corazón te ayude por lo menos un poco.

Sonrió para mí, se quito su capa de campeón y la coloco en mis hombros para cubrirme del frío, era mucho más grande y pesada de lo que pensaba.

—Esto es como envolverte en una cobija enorme —comenté divertida, sus manos aún no se separaban de él broche.

—Te queda bien, mi campeona Galar.

Sus palabras suaves y lentas, hicieron que me sonriera avergonzada pero dicho por él, realmente me hacían feliz.

Mis brazos se envolvieron en su pecho abrazándolo, era cálido y relajante estar en sus brazos.

—Gracias por estar siempre para mí Lionel.

—Quédate conmigo —sus palabras resonaron en mi pecho emocionada, oculto su cabeza en mis hombros relajándose.

—El tiempo que desees —contesté animada pero en forma de susurro—, esa fue nuestra promesa, ¿no?

Su risa divertida alivió mi corazón, en realidad estaba preocupada que no se perdonara por lo sucedido, me alegre mucho saber que Lionel estaría bien.

Levanto su cara, encontré sus ojos dorados puestos en mí, anhelante.

Me alcé de puntitas para alcanzar sus labios, él se inclino para tomar los míos.

No fue un beso largo pero sí cuidadoso, Lionel me abrazo con fuerza.

—Te ves hermosa con ese vestido, quería decírtelo desde que te vi entrar.

Me reí agradecida por sus palabras, estaba relajada con él.

—Bueno, te ves interesante y guapo con el traje de Campeón, somos una extraña combinación.

Por fin pude escuchar una risa genuina de su parte, sin querer me hizo sonreír mas ampliamente, al darse cuenta se acercó a mí su sonrisa tomó la mía con suavidad.

—Volvamos, mañana nos espera un gran día.

Antes de que accediera me dio un pequeño beso en la frente sorprendiéndome, el parecía avergonzado.

Ambos volvimos ruborizados y sonriendo.

La Corona Olvidada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora