Capítulo 8

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Dormí poco durante la noche así que me levante muy temprano, no quería ver a nadie, tomé mis cosas y me escabullí del hotel para irme sola, necesitaba tiempo conmigo.

Compré algunas cosas que necesitaba en el centro pokémon y caminé hacia el área silvestre, una llamarada a lo lejos llamo mi atención, saqué la cámara y camine sigilosa.
Naboru estaba practicando, aunque habíamos terminado el primer tramo de la liga él seguía haciéndose fuerte, me senté lejos para no interrumpir, saque a mis pokémon, mi magikarp durante el último combate evolucionó en un hermoso Gyarados de color rojo.
Así que ahí estábamos los tres, Raven en su segunda evolución, eevee seguía sin saber en qué lo evolucionaria.

Nos quedamos viendo su entrenamiento, tal vez para ver cual era su tipo de entrenamiento, era obvio que nos veía pero aún así siguió concentrado.

En algún momento deje de prestar atención para pensar en cómo volvernos más fuertes.

—Pareces agobiada, ¿paso algo ayer? ¿No estás con tus amigos?

La voz de Naboru me hizo saltar de la sorpresa.

—¡Oh no! No es nada de eso —sonreí mientras me paraba—. Ayer fue muy divertido, es solo que necesitaba pensar en cómo seguir avanzando.

No era del todo mentira, comencé a jugar con la cámara pero sentía la mirada del líder de gimnasio en mí.

—¿Te gusta mucho la fotografía? —preguntó sentándose en el piso para descansar.

—Sí, es divertido —le mostré las fotos que le había tomado mientras entrenaba, se reflejaba su forma de pelear.

—¿Has pensado en volverte en fotógrafa profesional?

La pregunta me tomo por sorpresa, en realidad solo era un pasatiempo para correr de las obligaciones de mis padres, y tener un poco de libertad.

—Nunca lo he pensado seriamente —dije sinceramente.

—¿Entonces qué tan lejos planeas llegar en la liga?

Sus preguntas eran interesantes, quería llegar hasta el final con todas mis fuerzas.

—Quiero ganar la liga —presioné mis manos en la cámara—, si en algún momento puedo, también quisiera hacer esto como parte de mi vida, siempre he viajado a causa de mis padres, he vistos tantos pokémon y tantos que me hacen falta ver.

Me contempló en silencio, estaba analizando mis palabras hasta que sonrió amablemente.

—Toma.

Volteé a verlo, me tendió un huevo de pokémon, lo tenía guardado entre prendas para protegerlo.

—Es tan pequeño...—dije mientras admiraba el huevo recibiéndolo en brazos.

—Es el huevo de mi Arcanine, llega con él hasta el final.

Una promesa silenciosa para seguir avanzando, no siempre hay que ir sola, aunque contaba con mis pokémon aún podíamos crecer más.

—Gracias... —dije mientras abrazaba al huevo entre mis brazos, era cálido, sonreí sin darme cuenta.

—Si tienes ganas de seguir tu sueño de seguir viajando, cuando termine la liga ven a verme al estadio, seguramente pueda ayudarte en algo.

Agradecía sus gestos pero no entendía por qué me miraba tan tiernamente, el sonrió para decir:

—Me recuerdas a mí, dejando todo atrás para a avanzar pero al mismo tiempo no quiero que pases por este camino tú sola, todos tienen futuros brillantes.

La Corona Olvidada Where stories live. Discover now