Capítulo 9

459 48 0
                                    

El tiempo que utilice fue más de lo que pensaba, tres días más tarde llegué apenas a la ciudad, era gigante pero solo me dirigí al centro pokémon.

Cuando salí sabía que si no me daba prisa perdería la prueba.

—Señorita, se ve que va atrasada.

La voz de un hombre mayor llamo mi atención, cuando volteé encontré al señor Rose con un atuendo bastante ridículo.

—Buenas señor Rose —saludé fingiendo una sonrisa, tenía prisa.

—Va tarde para la siguiente prueba —su sonrisa fingida era igual a la mía—, Olivia y yo nos dirigimos a pueblo Ladera, podemos llevarla si gusta.

Era una oferta muy tentativa, pero algo en mí me decía que me negara.

—No creo que sea necesario, no quisiera causarles problemas por mi culpa —comenté mientras tomaba una de mis pokebolas.

—Al contrario, quisiéramos ayudar a una participante sobresaliente.

¿Sobresaliente? Mi sonrisa se volvió una fina línea y di un paso atrás sin darme cuenta.

—Agradezco sus amables palabras pero debo negarme, todos los participantes están haciendo lo propio para volverse fuertes, si llego tarde a la prueba entonces será mi culpa.

Sonreí por última vez y salí corriendo hacia la ruta del siguiente gimnasio, tenía solo una oportunidad.

Saqué a Arcanine, era grande y fuerte, había logrado obtener gran velocidad cuando evolucionó, solo quedaba probarla.

Subí sobre él y me aferré con fuerza.

—¡CORRE ARCANINE ! ¡CORRE!

En segundos estábamos casi volando por la ruta, solo lograba escuchar sus grandes patas chocando contra el piso, era realmente rápido, frente a nosotros había una gran caída, era grande pero confiaba en mi amigo.

—¿Listo compañero? —pregunté mientras me inclinaba más a él—. ¡TU PUEDES!

Sus grandes patas hicieron vibrar todo a su alrededor, fue aún más rápido, vimos a varios pokémon asomarse para ver lo que sucedía, entre ellos un pequeño Riolu, quien parecía fascinado, comenzó a corre a nuestro lado sin problemas, era bastante rápido.

Estábamos a nada de saltar, extendí mi mano sin pensarlo mucho y el Riolu la tomó, parecía divertido, cuando por fin lo atraje a mí, saltamos por el gran desfiladero.

Grité por asombro antes que por miedo, el Riolu también pareció emocionado, solo sentimos el aire contra la cara.

Cuando caímos Arcanine no paro siguió corriendo hasta que llegamos al pueblo, aún así no se detuvo, ni siquiera estaba segura de que fuera hacerlo a tiempo antes de estrellarse con alguien pero esquivo a todos sin problemas.

Entonces supe que quería llegar al estadio.

—¡Tú puedes, vamos, solo un poco más! —animé mientras esquivaba a personas.

Y entonces paró en seco, estábamos frente al estadio, no parecía cansado pero sabía que lo estaba, baje de él abrazando su gran cuerpo, era un pokémon espléndido.

El Riolu también se acercó a él intentando animarlo, varios chicos corrieron hacia a donde me encontraba.

—¡Esa fue una gran entrada!

Me reí fuerte ante su mirada sorprendida, Lionel veía con admiración a Arcanine.

—Seguimos hablando, regreso...

Corrí a registrarme, era la última participante de todos, mi batalla comenzaría en unos minutos.

Cuando salí contemple a varios tomando fotos de Arcanine, no me sorprendió pero debía descansar para la batalla.

—Desearía en este instante pelear contra tu Arcanine, seguramente te volviste muy fuerte en estos días —Lionel aún miraba al pokémon para después mirarme serio—. Después de la prueba debemos hablar.

Mi sonrisa desapareció para dar un paso atrás, intente hacerme la inocente pero choque contra alguien.

—Roy...

—¡Tú, pequeña descarada! —tomó mis mejillas jalándolas, su mirada estaba fulminándome—. Hiciste que nos arrastraran por toda la ruta creyendo que estabas a un día, ahora apareces llamando la atención de todos.

—Lo... Shiento... —apenas podía pronunciar palabra por el dolor.

—Iremos a verte, no solo nosotros, todo el mundo parece que fue llamado por tu pokémon, deberías entrar y descansar —las palabras de Lionel eran muy serias incluso creí que lo decía porque querían vigilar que no volviera a dejarlos atrás.

Tras varios minutos dejaron ir a mi pokémon, necesitaba descansar así que lo metí en su pokébola y lo guarde pero el Riolu pareció seguirme.

—Lo siento pequeño —saqué unas bayas de mi mochila y se las di, no tardo en agarrarlas—. No puedo llevarte conmigo.

—¿No es tuyo? —Preguntó Lionel agachándose junto a mí, negué con la cabeza a lo que respondió—. Yo puedo cuidarlo.

—Pero no es nuestro...

—Tienes razón pero supongo que esta igual de emocionado que yo —una amplia sonrisa se poso en sus labios, sonreí sin dame cuenta para él—. Sí prometes que te quedaras quieto durante todo la batalla puedo llevarte.

Riolu parecía pensarlo, así que estire mi mano.

—Cuando salga de la batalla podemos enfrentarnos, y comprobar tu fuerza contra Arcanine.

El Riolu chocó su suave pata contra mí mano en afirmación, Lionel lo tomó entre brazos.

—Me voy por unos segundos y ustedes ya hicieron planes.

Roy apareció con dos boletos de entrada para la batalla, Lionel y yo simplemente sonreímos en complicidad con el pequeño en sus brazos.

Un poco más tranquila, entre a la batalla, la primera tras entrenar durante tres días sin descanso, demostraríamos la tempestad en la que nos convertimos.

La Corona Olvidada Où les histoires vivent. Découvrez maintenant