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La soledad no es la falta de compañía, es el sentirse incomprendido en el mundo. Es como gritar mar adentro, como si levantar la voz no fuera suficiente, nunca serás escuchado. No buscas la soledad porque te gusta es que ya te has acostumbrado y se vuelve un lugar seguro, un hábito adictivo pero igual de peligroso que cualquier droga. El mundo gira a tu alrededor sin notarte como si te camuflases al estilo de un camaleón. Te vuelves taciturno, a veces lo que dices no concuerda con lo que sientes porque estás seguro que nadie llegará a comprenderlo. El dolor es demasiado interno para que alguien más llegue a notarlo, el dolor se arraiga que luce como una parte de ti, como un órgano más en el centro de tu cuerpo.

En un atardecerWhere stories live. Discover now