Atardecer

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Etéreo, sublime, bonito...
¿Cómo se describe algo fuera del borde colosal de la belleza?

Atardecer, el sol que juega a esconderse, las nubes danzantes en la cumbre de las montañas. Agua en estado gaseoso alumbrada por una inmensa estrella de fuego. Colores, sensaciones, luces...

Atardecer, el final del día, el inicio de la noche, la antesala de cielos entrellados, adorno de playas, vestido de valles y un extraño en los polos.

Atardecer, todo ser humano alguna vez vio uno y se enamoró. Arropas con calidez, susurras poesía, dejas que te admiren, que te sientan. Te presentas todas las tardes vestido diferente, de elegancia, de emociones, de añoranza, de felicidad. La lejanía y el roce en una misma pintura.

La nostalgia de lo vivido desde algún amanecer, la alegría de cualquier noche esperada, la reflexión en alguna pradera, el consuelo en días pasajeros.

El atardecer es el regalo de esperanza que da Dios para quien no aprovechó el día y espera uno nuevo.

El atardecer, es testigo de alegrías, de trajedias, de fantasías, de desamores. Bien podría representar la vida entera en una sola manifestación.

El atardecer es la fe, después de que no queda nada a lo que aferrararse, tienes un sol decayente coloreando nubes y cielos mientras profetiza que habrá un amanecer.

En un atardecerOnde as histórias ganham vida. Descobre agora