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Luz de la aurora, vuelve a brillar como millones de diamantes al resplandor de la mañana. Que el atardecer se tiña en colores radiantes, que dibuje sonrisas en las nubes hasta que se apague el sol y vuelva a salir.
Emilia yace de rodillas, en agonía por un hijo muerto, con gritos desesperados que retumban en las paredes de un silencioso cuarto de hospital. Ya no puede creer, la fe se fue y ese resulta ser el final.
Grita como si de esa forma su voz traspasará los cielos y llegará hasta Dios. Lo que ella no sabe es que él escucha aún lo que está en su corazón, lo que nunca a dicho y jamás a pensado, que es tan conocida por él,
que sabe y entiende todo, que no es indiferente y que es muy amada por él.
Sigue gimiendo, casi desgarrandose el alma. A su lado un muerto que vuelve a la vida, un Dios que tiene compasión  y una respuesta a su plegaria.

En un atardecerWhere stories live. Discover now