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¿Puede un rayo de luz existir en la negrura del alma? Se marcha el aliento como las golondrinas del verano. ¿Y si los tragaluz son la señal de que existe un camino entre el insipiente mundo y un lugar como el cielo? Podría aferrarme a sus cuerdas y jalar tan fuerte para poder escarlar.

Sería el lugar soñado, sin estragos, sin angustia ni llanto. Habría amor, pero de otro nivel de amor, del que no se encuentra entre seres humanos imperfectos. Habría paz, que sobrepase el límite de los conocimientos, que incluya la seguridad que solo puede darse en una eternidad.

Restringido por una puerta, pero fácil de cruzar para los débiles. Un pase lógico, hecho para el más simple y también los sabios. Los niños y aquellos pasados de años.

Si existiera el cielo, querría habitarlo y ser ciudadano.

En un atardecerWhere stories live. Discover now