En un atardecer

25

Vuelvo a caer en la profundidad, como en un pozo de desesperanza, no hay sanidad para mi alma cansada.
Estoy en guerra dentro de mí, de la que ya no es posible huír, miedos, desesperación, desconsuelo me acompañan cada segundo.
No encuentro la puerta, no encuentro el camino, no encuentro una fuente, no encuentro una guía ni un consejero, no encuentro la verdad.
Si el odio existe ¿por qué no el amor? Si la soledad ¿por qué no la compañía?, Si existe el dolor ¿por qué no el consuelo? Y si existe la mentira ¿por qué no la verdad?.
Huye de mí la calma y el terror me cubre como una avalancha. Soy un ciego, desnudo y pobre, soy un muerto desahuciado por la esperanza.
Si tan solo encontrara una chispa dentro de mí y pudiera encender un fuego, así el frío desapareciera del corazon.
Busco en el ocaso y el crepúsculo, en el silencio de la noche, en la oscura madrugada, pero el amanecer no llega. Siendo así me rindo en la penumbra y dejo que me azote la nostalgia.