9

41 8 0
                                    

Salí decidido una tarde más, me aseguré de dejar la carta a mi madre esta vez en su propia libreta.
Ya no quería este mundo ni nada de lo que pudiera mostrarme, salí más tarde que de costumbre, para entonces el atardecer ya habría desaparecido.
“No tengo otra salida más que quitarme la vida”, escribí a Emilia y salí por última vez por la puerta.

Corrí desesperado por el bosque, sin un rumbo fijo, solo ahogado en dolor y autocompasión.
Pero aún en esa carrera hacia la muerte, quería creer en otra realidad.

En un atardecerWhere stories live. Discover now