La vida me reclama vigor, entusiasmo, vehemencia, pasión, frenesí y yo me siento como una montaña rusa cansada de subir, por ende se deja llevar, sin funcionar, sin avanzar. No muere, aun es una montaña rusa, aun permance, pero no es capaz de demostrar para lo que está hecha.
La vida cree que soy suyo, porque me ha poseído como su siervo incondicional y luego la muerte reclama su derecho de propiedad.
La vida me castiga por su autoridad, la muerte hace promesas vacías. Con la vida soy, con la vida existo, la muerte me exige dormir, callar y apagarme.
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En un atardecer
Non-FictionUna historia a través de la mente suicida. Cómo se siente la depresión. Preguntas sobre la existencia, el dolor, la realidad de la vida y Dios.