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Mi alma está hecha trizas. Se rompió para no volverse a reconstruir y no serviría de nada, las grietas son tan enormes que se necesitaría una vida para repararla, el desfortunio es que no queda ninguna.

Cada partícula de mí está contaminada por la desolación. La desesperanza me obligó a renunciar a la cura.

Observo las ruinas de mí mismo en un abandonado abismo. No hay manera de cambiarlo y si lo hubiera, diré que es un cuento.

Doy traspié cada segundo, no se llega al destino cuando ni siquiera hay camino. Si alguien supiera lo que se siente estar muerto, con un corazón viviente y un cerebro funcional. Diría que es como querer volar teniendo alas, pero sin saber cómo usarlas.

En un atardecerWhere stories live. Discover now