¿Se puede morir tantas veces? ¿Y cómo se revierte?
Vuelvo a tropezar y esta vez mamá no alcanza a llegar. Soy yo contra la tierra, contra mí mismo, contra todo lo que hay. El pasto se siente suave, desprende una extraña calidez que podría ser producto de la luz solar alumbrando con intensidad hace unas horas, quien ha dejado su marca entre las hojillas rasposas.
Bajo está la tierra húmeda y se hace presencia con su fragancia particular. Me pregunto si seguiría oliendo igual en la cima de la agonía.
Hago esfuerzo por levantarme y al primer ademán lo consigo. Mi ropa se ha ensuciado, pero no es cuestión de prioridad cuando lo más deteriorado lo cubro yo.
El árbol sigue ahí, el roble frondoso testigo de paisajes, cielos y lágrimas.
Sin darme cuenta he dado suficientes pasos para estar bajo su sombra. Extiendo los brazos para alcanzar a tocarlo mas el dolor en mi cuerpo me restringe cualquier movimiento.
Jadeo cansado. Deseo rendirme. Solo quiero ver el atardecer por última vez.
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En un atardecer
Non-FictionUna historia a través de la mente suicida. Cómo se siente la depresión. Preguntas sobre la existencia, el dolor, la realidad de la vida y Dios.