Capitulo 1

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Las paredes de acero del avión vibraban conforme a las turbinas del avión, y el piso brincaba a causa de las turbulencias ocasionadas por volar en contra del viento. Las lámparas del techo se balanceaban de un lado a otro. El sonido del resto del escuadrón aéreo atravesaba el blindaje de la nave hasta nuestros oídos, golpeando nuestros tímpanos junto con los truenos de la tormenta.

El ancho pasillo, con dos hileras de asientos mirando una a la otra. En las paredes, había rifles y mochilas de paracaídas colgados. Las ventanillas, habías decidido correr las cortinas cuando entramos a la tormenta, así evitaríamos el miedo, aunque claro, no había desaparecido. A la derecha, la enorme compuerta del avión; a la izquierda una pequeña puerta que llevaba a la sala de mando.

El miedo y el frío, reinaba en la estancia. Todos teníamos nuestra propia forma de distraernos de el. Jack, por ejemplo, jugueteaba con su escopeta. Yo solo temía que se le dispara de golpe. Ion, no paraba de observar su viejo bate...¿que pensaba al llegar un viejo bate de béisbol al asedio de una fortificada ciudad? Paul, jugueteaba con su yoyo. Bernard, maniobraba con su cubo rubic. Jessica, dormía profundamente con un gesto de preocupación grabado en el rostro. Kevin, se cortaba las uñas de los pies...que asco. Han miraba al vacío, seguramente ya había estado muchas veces en esa misma situación.Me pregunte como estarían los demás en el resto de los aviones. Yo, también tenía mi forma de distraerme. ¿Cuál era? Fácil, acariciar el suave cabello de Cari mientras ella descansaba en mis hombros.

Sin embargo, eso no me dejaba tranquilo. No podía dejar de imaginar cientos de posibles escenarios en los que un rayo alcanzaba al avión y caíamos al mar, o en los que fallaba el motor y caíamos al vacío. No quería morir, de ninguna forma.

Observe a Níger, que se mantenía en una conversación de miradas con Alan. Observe su pierna, metálica un escalofrío me recorrió el cuerpo. Los últimos días, habían sido los más extraños de mi vida, y probablemente se convierte eran pronto en los últimos también. Primero, Niger regresa. ¿Quién iba a saber que Mantícora lo había estado cazando por todo el Atlántico hasta hundir su submarino, para ser rescatado junto con otros ocho de su tripulación por WICA. Habíamos pasado bastante tiempo con el la última semana. Sin embargo aún no me acostumbraba a su presencia, ni mucho menos a su pierna robótica. ¿Si yo perdía el brazo, WICA me daría una?

Una fuerte turbulencia me despejó de mis pensamientos. Las tenues lamparas se sacudieron de una forma preocupante. Hubiera estallado de la locura, si Bob no hubiera aparecido desde la sala de mando. El chico se asomó por la puerta.

-Han-lo llamo con rostro pálido-La presidenta.

El veterano puso los ojos en blancos, se deshizo de su cinturón de seguridad, y atravesó el pasillo hacia la puerta, sujetándose de las barras metálicas del techo para no caer. Gin, Ion y Niger, lo siguieron. ¿Ahora que?

-¿Ya llegamos? Soy algo claustrofobica-se quejo Cari en un susurro.

Observe a los chicos desaparecer por la puerta.

-Voy a preguntar.

Cari se movió, me deshice del cinturón y avance cuidadosamente a la sala de mando. Una pequeña estancia cuadrada, con una enorme mesa holografíca en el centro, en la cual, la Presidenta Rowen, el Concejal Harold y otro hombre que no conocía aparecieron reflejados.

Avance lentamente, intentando no interrumpir la conversación.

-No, aún no tenemos nada-decía las presidenta.

Han hizo una mueca.

-¿El equipo de reconocimiento?-preguntó Níger.

-Tampoco, tememos lo peor-admitió Harold con su acento inglés.

Virus Letal V: The DesolationWhere stories live. Discover now