Capitulo 40

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Dentro de la tienda, habían colocado una serie de tablones en el suelo. Había varias sillas colocadas alrededor de las paredes de la carpa, y en el centro, había una mesa circular holográfica, en ella se encontraba proyectada la Presidenta Rowen en un color azul transparente. Bill, Jam, Marcus y Jasper charlaban con ella sobre cosas de guerra que no entendía.

Wallace se me acercó con una bandeja repartiendo tazas de café caliente, en cuanto lo vi me di cuenta de que de verdad hacía mucho fío aún dentro de la enorme tienda de mando. Tomé una taza y fui directo a sentarme junto a Cari, la chica tenía los ojos irritados de tanto llorar; sin embargo en ese momento se encontraba tranquila, observando el vacío mientras Jack nos relataba cómo habían sido seguidos por una gran horda de Zombies antes de llegar a la playa.

En cuanto me senté, le di un sorbo al café, antes de rodear a Cari con el brazo. La chica se recargo sobre mi pecho; y juntos permanecimos en un profundo silencio. Han se encontraba en el fondo, escribiendo en una vieja máquina de escribir sentado en un viejo escritorio. En cuanto terminó, leyó atentamente el papel para luego firmarlo con su bolígrafo, meter el papel en un sobre y sellarlo. Repitió el proceso de nuevo, entonces se detuvo en seco.

-¿Paul tenía familia?-preguntó Han.

-Sí-respondió Jessica en el fondo de la habitación, traía un abrigo encima y sostenía su taza temblorosa-En Londres, me parece...

-Sus padres se encuentran en una casa de seguridad de WICA-interrumpió la Presidenta-Escriba la carta y yo, personalmente se las haré llegar.

La mujer me miró directo a los ojos.

-Señor Yates, siento mucho su pérdida-dijo con tono autoritario-Pero la muerte de su amigo Polo...

-Paul-le corregí enfadado.

-Sí, lo siento...Paul, no será en vano, consiguieron la Cura y con éxito la trajeron a salvo al campamento-me sonrío.

Todos nos miramos entre nosotros, incómodos. Cari se aferró aún más a mí.

-La Cura ya ha sido entregada al mensajero, llegará al Prometeus en cuanto antes-se apresuró Han.

Jasper puso los ojos en blanco, enfadado. La Presidenta dudó un momento, luego se tranquilizó y continuo.

-Ahora, podremos planear el salto final...acérquense todos.

Junto a la presidenta, un mapa 3D de la zona se vio reflejado. La Punta de Diamante, se encontraba justo en medio de dos edifcios, separados por poco más de un metro. Detrás de esos complejos, corría el río que separaba a la ciudad en distritos. Frente a estas construcciones se abría un gran parque, alrededor del cual se encontraban unos altos edifcios, entre estos, una calle se abría hacía una pequeña avenida que guiaba hacía el parque donde nosotros nos encontrábamos. Estábamos realmente cerca.

-Mañana veintidós de Enero-recordó la Presidenta-El Ojo llevará a cabo su plan, y los mísiles biológicos serán disparados a las mil novecientas horas. ¿Sus objetivos? Hay cerca de veintiocho mísiles, con las ubicaciones de: Washington, Manhattan, Río de Janeiro, Ciudad de México, Bogotá, Madrid, París, Londres, Berlín, el Vaticano, Moscú, Tokio, Bejín, Sídney, y la lista continua...

Bernard soltó un silbido.

-Nuestra misión: evitar a toda costa que esos mísiles salgan de la Isla, y apresar al Ojo. Con estos cumplidos, Mantícora perderá.

-¿Cuál es su plan?-preguntó Jasper.

-Bueno, de acuerdo a nuestros análisis-explicó la señora-Nos superan considerablemente en número de tres a uno. Y en armamento.

Virus Letal V: The DesolationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora