Capitulo 53

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Parecería que todo el mundo en el barco se encontraba bastante atareado. Varios iban de un lado a otro, revisando la lista de invitados, procurando que el pastel ya se encontrara listo; y claro, permanecía loca la Presidenta Rowen y la extraña obsesión con la seguridad. Al parecer, temía que muchos de los cabos sueltos de Mantícora intentaran atacar el barco.

¿Qué sí yo le temía a Mantícora? Después de tanto tiempo luchando, había aprendido a ser valiente ante ellos. No, ya no me asustaban. Sin embargo, algo que me quedaba bastante claro era que se le debía tener respeto. Mantícora no solo merecía, sino que también se había ganado mi respeto. No había que subestimarlos después de todo. Aunque estaba de acuerdo con los chicos con que la Presidenta se había vuelto completamente loca.

Al terminar de bañarme, salí a mi cuarto vistiendo solo calzoncillos. Esperaba poder vestir cualquier cosa no tan informal pero tampoco tan elegante para la ocasión. Sin embargo parecía que todos tenían una idea totalmente diferente a la mía. Sobre la cama se encontraba un elegante traje negro, un elegante traje negro que me rehusaba a vestir, pero tendría que hacerlo; por mi hermano.
Solté un suspiro y comencé a vestirme. Apenas me había puesto el pantalón cuando escuche varios murmullos desde afuera del cuarto.
-!Michael!- llamó Ion- ¿Ya estas listo? ¿Si te quedo?
-Adelántense, ahora voy.
No hubo respuesta, pero deduce por el sonido de los pasos de salida que el chico se había marchado. Entonces pude observar un objeto sobre mi mueble, me acerque curioso a examinarlo.

Era la vieja botella de señuelo que Han había preparado para la cura, alguien la había dejado allí para mi. Probablemente la Presidenta como mesura de que no estaba completamente conforme con nuestro trabajo en la Isla. Puse los ojos en blanco, abrí el cajón y aventé la botella al fondo.
Pero no cerré el cajón, permanecí observando la gran cantidad de viejos e inservibles objetos que ahí albergaba. No pide evitarlo. Tome el cajón y lo saque del mueble, lo cargue hasta la cama  donde me senté juntó a él. Comencé a examinar su interior lentamente.

Había olvidado la gran cantidad de objetos que ahí había arrojado alguna vez. Se encontraba incluso aquea vieja fotografía con mis amigos antes de la infección, que había salvado de la destrucción de mi casa hacia unos tres años.

No se cuánto tiempo pase hipnotizado observando aquella imagen. Recordé los grandes momentos que habíamos pasado antes de la Infección; y luego los aún más inolvidables que habían venido después de aquel terrible día, no tan terrible.

Pensé en eso, se supone que murieron miles de personas, pero de alguna forma, me parecía un gran día. Un terrible momento que dio inicio a tiempos difíciles llenos de increíbles cosas.

Extrañaba todos esos días, extrañaba a todas esas personas que ya no estaban ahí conmigo. Se supone que la vida comienza a contarse desde que uno nace, desde que uno tiene recuerdos. Pero de tener que escribirla o contarla, lo haría desde el Día de la Infección, desde que el mundo se desmoronó, por que fue entonces que comencé a vivir de verdad, y no estaba seguro de lo que estaba por venir fuera igual de grandioso. Ejemplo, en ese momento se suponía que debía estar feliz, pero por alguna razón me sentía tan miserable, me sentía perdido, sin ningún propósito.

Escuche más murmullos afuera, debía apresurarme. Me dedicaba a guardar de nuevo la fotografía, cuando un singular objeto llamó mi atención. Un viejo y arrugado sobre.

Sostuve la carta con mis manos, decidiendo si debía leerla o no. Después de mucho meditarlo, llegué a la conclusión de que no podía seguir evitando este tipo de cosas, no debía tener miedo. Suspiré, abrí el sobre y comencé.

Michael,

Bueno, hay demasiados pensamientos; y aunque sobre la tinta del bolígrafo; no encuentro la la forma ideal de plasmarlas en el papel, y mucho menos con el poco tiempo que me queda. Las cosas van y vienen, es por queso que son tan bellas, porque tienen un final. Es por eso que la vida es bella, por que inicia para luego acabar...por qué no dura para siempre.

Supongo que a todos, se nos da un poco de tinta para escribir nuestra historia, y es opción de cada uno cómo redactarla sobre el papel. ¿Suena genial, no? Sinceramente, me gusto tanto que dudo que haya salido de mí, probablemente lo esté copiando inconscientemente de alguna película o algo por estilo. O tal vez sea ese extraño efecto de estar muriendo. Cuando alguien está dando sus últimos respiros, un ser humano puede sacar la parte más recóndita de sí mismo. Ya sea la buena, la mala, la graciosa o la cínica...en mi caso, la filosófica.

En fin, a mí se me termina la tinta y el papel, por no omitir el hilarante hecho de que...el dolor es demasiado: me arden los huesos, mientras que se me congelan los órganos. Pero, sea cual sea la decisión que hallas tomado: tirar del gatillo o no, quiero agradecerte y mencionar algún que otro triste consejo que un moribundo pueda darte.

Sí tiraste del gatillo, gracias. Sé que fue una petición demasiado drástica. Por esa misma razón, si no tiraste de él, lo entenderé perfectamente. Al fin de cuentas, de una forma u otra...moriré. Solo quiero que sepas, y que quede completamente claro, que la decisión que hallas tomado, esta bien para mí.

Nunca pensé en terminar así, siempre creí que podría salir de la Isla, que sería libre y feliz, conseguir un nuevo hogar. Encontrar a mi chica...se perdió durante la Infección, y muy pocos saben de su existencia puesto que me resulta realmente difícil hablar de ella. Sé lo que piensas, que seguramente ya está muerta...pero aún guardo esperanzas.

No hay día que pase en el que ella no sea dueña de mis pensamientos, no hay noche en la que ella no sea parte de mis sueños. Es tan hermosa, extraño su risa, su suave cabello, sus hermosos ojos y sobre todo, la forma en la que podía hacer del día más mierda el mejor de todos. Y cada vez que pienso en ella, que la recuerdo...más lejana me parece.

He aquí mi consejo, tú tienes a tu chica a un lado. Vívela. Pasen cuanto tiempo puedas con ella. Porque sí yo tuviera a la mía a un lado...créeme que lo haría. Y sí un día la llegases a ver, hazle saber que la amo...que aún en muerte, sigo profundamente enamorado de ella. Demonios, creo que he sido demasiado cursi.

Seguro ya te cansaste de leer los escritos de un muerto, pero eso es todo. Aquí se acaba esta extraña y melancólica carta. Llena de recuerdos, agradecimientos, peticiones y claro, consejos. Y parar cerrar definitivamente, una pequeña frase que quiero que leas en voz alta, y me prometas: "Voy a vivir la vida". Eso es todo lo que tienes que hacer. Cuando salgas de isla. Cuando tanto los Zombies como Mantícora salgan de tu vida, solo se feliz. No te estanques extrañándome a mí o cualquier más que ya no se encuentre ahí.

Solo se feliz, y sigue adelante.

Mark G.

Tomé el papel y lo devolví en el sobre, solté un profundo suspiro mientras las lágrimas se escurrían por mis mejillas. Observé la vieja fotografía, luego el sobre, y después el traje. Pensé en todo lo que había dicho Mark, y me di cuenta de que...tenía razón. Me limpié rápidamente el rostro, y me vestí. No me iba a estancar, no podía permanecer allí observando esa vieja fotografía. Tenía que seguir adelante, no solo por Mark, sino por todos los demás.

Me detuve frente al espejo, y observé la versión elegante de Michael. Los viejos momentos...habían sido grandes, ahora tendría que asegurarme que los que viniesen fuesen aún mejores. Antes de salir del cuarto, observé la carta sobre mi cama. Sí pude con los Zombies, ¿por qué no con una vida tranquila. Me dejé de sentir miserable, ahora solo tenía que salir de ese huevo y comenzar mi nueva vida. 

Salí de la habitación y me dirigí a la cubierta, donde todos seguramente ya me esperaban. 


Virus Letal V: The DesolationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora