Capitulo 50

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Desperté con los oídos zumbándome y un horrible dolor por todo el cuerpo. Intenté moverme, pero me dolía demasiado hacerlo. Así que opté por permanecer recostado sobre el montón de tela roja que había amortiguado mi caída. Observando aquel cielo naranja.

Siempre me había parecido tan hermoso como deprimente ese cielo. Hermoso por qué, era un color sencillamente curioso y el verlo plasmado en lo alto todos los días podía considerarse un regalo. Hermoso por qué era algo realmente fuera de lo común. Deprimente, por la cantidad de desgracias que ese cielo le había traído a la ciudad una vez. Deprimente porque cada vez que un bello momento ocurría en esa isla, mirabas el cielo y decías: "Oh, es cierto..estoy en Beagtown-Zombie, ya bale berta la bida".

Pensé entonces en la gran cantidad de personas que habían muerto observando ese hermoso y deprimente cielo, la gran cantidad de cosas que habían ocurrido debajo de él, buenas y malas. Ese cielo representaba algo importante en la isla, me recordaba que nada volvería a ser igual mientras hubiera un cielo naranja en la tierra...aún más importante, mientras estuviera ese cielo naranja encima de mi cabeza.

Escuché varios helicópteros a lo lejos, seguidos de gritos. Aunque no entendía si el disturbio era por la victoria, o de pánico. ¿Cuánto tiempo dijo Mathew antes de que la isla quedará completamente infectada de nuevo? ¿Quince minutos? ¿Cuánto tardaría ahí en morir? A decir verdad, la caída no había sido tan dura...el problema era el disparo que el Ojo había acertado. ¡El Ojo! ¿Habría sobrevivido? Intenté observar a mi alrededor, no había rastro de la Punta. ¿Qué demonios pasaba ahí?

Observé el cielo naranja de nuevo. Moriría ahí, estaba seguro de ello. Moriría bajo ese cielo naranja como mucho lo habían hecho en el pasado. Muy en el fondo, prefería morir que pasar cada día teniendo pesadillas de lo que había pasado en esa isla. Pero prefería vivir y pasar cada mañana con Cari, viviendo en la mansión con todos mis amigos hasta que la muerte nos alcanzara a muy avanzada edad.

Observé el cielo naranja, una y otra vez esperando muerte. Hasta que me di por vencido, y decidí cerrando los ojos, respirando lentamente. Esperando a que cada suspiro, me acercara más al último. Entonces, escuché el zumbido acercarse cada vez más. ¿Qué demonios era eso? ¿Qué no podían dejar morir a alguien en paz? Ojala estuviera ahí alguien para tirar del gatillo como lo hice con Mark, acelerar todo eso.

Entonces, todo se oscureció. Al principio pensé que sería una nube pero entonces todo el polvo comenzó a levantar justo alrededor de mí y entendí que era un helicóptero lo que me había bloqueado la luz. Decidí abrir los ojos y con dificultad, saludé al helicóptero. Bueno, al menos me habían rescatado...eso esperaba, lo último que quería es que fuera el General planeando vengar a su difunto líder.

-!Señor Yates, vamos por usted!-dijo la voz de una mujer...oh, maldita sea...la Presidenta.

El helicóptero descendió justo a un lado mío, entonces hice un esfuerzo por ponerme de pie. Tambaleante y mareado, lo logré. Observé donde había caído...y reí. Una enorme bandera echa bola de Mantícora me había salvado la vida, a mi izquierda se encontraba el enorme asta. Caminé con las piernas a doloridas hacía la orilla del lugar y lo observé todo. Había caído en uno de los edificios junto a la Punta de Diamante. ¿Por qué no había visto la Punta antes? Era porque medio edificio se había derrumbado, y el resto continuaba con fuertes explosiones en cadena.

Jack apareció a mi lado.

-Eres un hueso duro de roer...tan inmortal como Han-se burló, al mismo tiempo que me ayudaba a caminar hacía el Helicóptero. Una vez adentro, me senté en el suelo y detrás de Jack; Valery y Níger cerraron las enormes puertas del aeronave. Me recargué sobre ellas, asomando la cabeza por la ventanilla. Observé a mi alrededor, ahí estaba todo el equipo.

El helicóptero se elevó y Cari llegó a mi lado.

-¡Hey!-la saludé atontado.

La chica me soltó una cachetada.

-¡Prometiste que no haría nada heroico que pusiera tu vida en peligro!-se quejó-¿Saltar de un edificio? ¿Estás loco? Y además, te dispararon...

La callé con un profundo beso, y por primera vez, supe que no sería el último.

-Es que Michael, no entiende que solo los Niggas vuelan-bromeó Bernard.

-¡Hey!-se quejó la Presidenta desde la cabina-No en mi helicóptero, búsquense un cuarto...¡pero no en el Prometheus!

-¡Déjalos Alva, apuesto a que tu alguna vez fuiste adolescente!-le respondió Han en el asiento de copiloto.

Observé Beagtown desde la ventanilla y vi como los edificios comenzaban a desplomarse o a estallar en llamas. Se fue haciendo pequeña y lejana cada vez más.

-¡Sí! Y te seguro que no tenía las hormonas tan alborotadas, además...esta herido, debería guardar reposo-le respondió la señora, antes de tomar el radio-¡Aquí Mama Oso! Bien hecho señores, volvamos a casa...

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Virus Letal V: The DesolationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora