Capitulo 41

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El Ojo bajaba el ascensor hacía la gran reunión. A su lado, estaba el Almirante, Cazador y General de guardias, como siempre. El hombre había hecho esto muchas veces en su larga y desafortunada vida, sin embargo en esta ocasión, se sentía más inspirado que nunca, más energético y más emocionado. ¿Sería porque por fin haría algo que cambiaría por completo al mundo?

Las puertas se abrieron de par en par, y el hombre avanzó en su silla de ruedas que controlaba a través de aparatos conectados a su mente. Se encontró en un enorme balcón, ahí estaban El Mayordomo y Madame Sheng, todos ellos esperándolo atentamente. El Ojo se colocó justo enfrente de los barrotes, y lo pudo ver todo.

Se encontraba en una enorme, realmente enorme explanada de concreto gris, rodeada con paredes negras y cubiertas con un alto techo lleno de vigas de acero. A lo largo de las paredes, estaban los mensajes y letreros que habían mandado imprimir, una absurda idea del General para mantener el espíritu vivo en sus guerreros.

¡A claro! Lo olvide, el lugar estaba lleno de cientos de soldados de Mantícora armando filas, marchando con la frente en alto, luciendo sus uniformes y terroríficas armas. Hasta el fondo estaban los tanques color negro y rojos, totalmente preparados para la acción.

-Señor, ya se encuentra enlazado a las bocinas...vía Bluetooth-le recordó el Almirante, mientras se limitaba a mantenerse serio ante el público.

-Mañana-empezó a decir el Ojo con su voz robótica, justo como había ensayado-Nos llega lo que probablemente sea, nuestra más grande hazaña.

Su voz resonó por toda la estancia.

-Los soldados de WICA lucharan con fuerza y tecnología, pero nunca tendrán nuestro espíritu y nuestro coraje. Los superamos tanto en inteligencia, como en ideología y armamento. Ideología, aún más importante-recalcó-Nosotros luchamos contra soldados con la debilidad de hombres, pero mente de un robot. Gente de ideas se cerradas y apegadas a las estúpidas dictadas por sus líderes. Hombres que solo siguen ordenes por su trabajo, no porque amen hacerlo. Nosotros, ustedes...son diferentes. Ustedes están aquí por que comparten los mismos pensamientos que nosotros, nuestras ideas. El mundo es una mentira, nosotros les mostraremos la verdad.

Silencio.

-¿Qué está esperando la humanidad allá afuera? ¿Un milagro? ¿Una oportunidad? ¿Qué alguien más lo haga por ellos? ¿Creen que sí siguen esperando algo realmente llegará? ¡Qué ingenuos! ¡Qué mediocres! Sí no actúan por sí mismos, esas oportunidades...esos milagros nunca llegarán. Por eso estamos aquí, para hacer lo que ellos, en más de dos mil años no han hecho. Estamos aquí parar abrirle los ojos al mundo, para combatir la ignorancia y la necedad del hombre.

Sus soldados de uniforme negro con decorados rojos, lo observaban atentamente.

- El mundo es una mentira, no se permite ser malvado. Todo eso es una mentira, un simple fraude. La justicia, es una mentira...creada por los corruptos que solo buscan poder, y la utilizan para tratar de protegerse de sus propias reglas. Siempre ha prevalecido estas leyes, creadas por hombre falsos y de falsas convicciones. ¡Por eso ustedes están aquí! Por que juntos traeremos la Verdad.

Silencio, todos observaron atentamente al hombre. El Almirante comenzó a preocuparse, no solo por lo qué estaba por venir, si no por el Ojo quien le aterraba demasiado. Toda la comitiva del dirigente se encontraban asustados, la única que parecía verdaderamente segura del por qué estaba ahí era Madame Sheng.

-Mañana desataremos la Desolación contra los necios y los falsos. Contra aquellos que no merezcan ser parte de este nuevo mundo. Y ustedes, se encargaran de contener a los más necio s y a los más falsos de todos en la batalla final por el destino de la humanidad. Yo se que triunfaremos, hermanos. Sé que venceremos y lograremos nuestro cometido.

El Ojo hizo una breve pausa dramática para observar el efecto que había provocado, continuó satisfecho:

-¿Cómo lo sé? Sencillo...¡Porque somos Mantícora! Los protectores del mundo, los jueces de la paz. No hacemos el bien ni el mal. Solo el Equilibrio...larga vida a Mantícora.

Todos los militares actuaron al instante, con una perfecta coordinación todos al mismo tiempo realizaron el saludo. Levantaron la mano derecha hacía el Ojo con la palma extendida, para luego llevarla hacía el pecho...hacía el corazón. Al mismo tiempo que todos, cada uno de ellos; gritaba con voz clara y firme al aire, haciendo resonar en eco la frase:

-¡Athiktos Minotavrōz!

Virus Letal V: The DesolationOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz