Capitulo 32

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Escuché los disparos viniendo de los pisos inferiores. Corrí por el pasillo y me detuve frente a la puerta de Cari ,estaba a punto de llamar, cuando esta se rompió en pedazos. Paul y Cari salieron corriendo a toda velocidad gritando de la habitación, Jessica corrió detrás de ellos. Me acerqué a la entrada y asomé la cabeza, un par de Zombies se encontraban olfateando algo debajo de la ventana. Uno me observó.

Estaba un poco jorobado, la ropa la tenía hecha jirones y manchada de sangre. Tenía grandes cortadas en los brazos. Sus ojos se habían vuelto de un café oscuro intenso inyectados en sangre. Las venas se le marcaban alrededor de la cara, era terrible. Y lo peor era su boca, donde tenía una larga cortada alrededor del cachete izquierdo. Pero el chico...me pareció conocido. ¿Dónde lo había visto antes?

Me rugió y tal fue el susto que casi resbaló. Su compañero me mostró sus enormes fauces. Ambas criaturas brincaron para atacarme. Y salí como alma que lleva el diablo directo hacía las escaleras para ascender, ahí ya me esperaban Bernard y Kevin con las armas listas.

-¡Corre!-me apuraron, mientras disparaban contra los Zombies, sin embargo no pudieron acertarle. Y echaron a correr escaleras abajo conmigo.

Cuando llegamos al siguiente nivel, otros siete Servuks se unieron a la persecución. Bernard intentó disparar pero cuando lo intentó su arma cayó al suelo. Bajamos a toda velocidad por las escaleras, corriendo por nuestras vidas. Entonces, nos detuvimos y corrimos por un amplio pasillo donde Han nos apoyó con su rifle. Ahí todos nos reunimos y continuamos por el pasillo, todos excepto Cari, ella permaneció inmóvil observando al Servuk de la punta. También lo había reconocido...¿pero quién era?

Estuve a punto de volver por ella, pero Ion la tiró del brazo hacía un pasillo lateral. Un Servuk se me aventó con un gran saltó, yo lo esquivé y seguí rápidamente al grupo mientras el Zombie se ponía de pie e iba detrás de mí. Di vuelta por el corredor, y unas nuevas escaleras se encontraban justo enfrente de mí. Bajé rápidamente y me encontré a mis amigos en las puertas de cristal del vestíbulo de la entrada.

Sin decir nada, Bill me entregó mi mochila. Detrás de nosotros podía escuchar a los Servuks buscándonos.

-Saldremos de aquí-insistió Han mientras cargaba el arma y disparaba destrozando las puertas y corriendo hacia la calle.

Un gélido viento nos atacó en cuanto salimos del edificio, hacía realmente muchísimo frío. La basura de la calle se alzaba a causa del aire. Las poderosas nubes de tormenta soltaban rayos por todas partes, afuera no era un lugar seguro. Sin embargo, ya no había marcha atrás, pues una manada de decenas de Zombies comenzaba a aparecer desde todas partes. Han nos guió hacía el único estrecho que se encontraba libre de los malditos.

-¡Sinceramente, prefiero a Mantícora y a sus armas que a estos monstruos!-se quejó Valery.

-¡Necesitamos un nuevo refugio!-exclamó Han.

-¡Por aquí!-gritó Bill dando vuelta en la siguiente calle, sin dudarlo dos veces lo seguimos con los Zombies pisándonos los talones.

Corrimos bajo el sonido de los horribles truenos, bajo las luces de los escalofriantes relámpagos y bajo aquel frío infernal. Beagtown había cambiado demasiado. A lo lejos distinguí un enorme y viejo edificio abandonado, de muros caídos y ventanas rotas. Sin embargo, pude reconocerlo: era el antiguo Hospital de Beagtown. Atravesamos lo que solía ser el jardín, en ese momento se trataba solo de un montón de tierra seca y muerta. Corrimos a través del estacionamiento lleno de ambulancias abandonadas, directo a las enormes puertas de cristal.

Bill fue el primero en llegar, y abrió las puertas para todos. Entramos en bola a toda velocidad, Han cerró a tiempo, dejando a los Zombies golpeando los cristales en una gran desesperación por devorarnos. Parecía un montón de gente intentando acceder a una tienda durante el Black Friday, golpeándose unos con otros por entrar primero.

Los cristales comenzaron a agrietarse. Y aquel extraño Zombie, permanecía en primera fila, observándonos atentamente. ¿Quién era? Miré a Cari, mientras todos nos apartábamos asustados de los cristales, ella permanecía estática, observando al Servuk. Paul corrió hacía ella y la cargó lo más lejos posible, mientras yo miraba hipnotizado a ese monstruo. ¿Del Colegio? ¿De m vecindario?

En cuanto entendí de quien se trataba, me estremecí por completo. Han soltó una maldición.

-Nos acorralaron-afirmó.

-Podríamos subir a los pisos superiores y...

-¿Y qué?-preguntó Han-Es mejor matarlos aquí, de una vez.

Si Jack hubiera estado ahí, habría dicho algo como: "Extrañaba matar a estos malditos". Todos agarramos nuestras armas, y las preparamos. Yo miré nervioso a Cari, sí era en realidad quién yo creía que era...no sabía si alguno de nosotros podría dispararle a la cabeza. Eso me aterraba. Bill tomó un enorme rifle y disparó contra las puertas de cristal, los Zombies se abalanzaron contra nosotros.

Disparé y fui abatiendo a uno por uno, buscando con la mirada por si encontraba al Zombie, no aparecía por ninguna parte. Esperaba que alguien más ya se hubiera encargado de él. Comenzaron a disminuir poco a poco, a decir verdad, sin ningún contratiempo, lo más cerca que estuvo alguien de morir fue cuando a Valery se le acercó uno por la espalda, pero entonces Ion lo abatió con un fuerte golpe con su bate.

En menos de diez minutos, no quedaban más Servuks que nosotros. Mientras mis amigos acababan con ellos, comencé a buscar entre los cadáveres al Zombie. No estaba por ninguna parte. Me alarmé.

-¿Qué ocurre?-me preguntó Jessica temerosa, pero no por los Zombies, sino por nuestra amistad.

-Hace falta uno-le dije sin darle importancia al otro asunto.

Entonces, escuchamos el grito ahogado de una chica. Todos giramos rápidamente para ver como Cari apuntaba temblorosa al Zombie faltante. Paul entornó los ojos al reconocer al monstruo, la chica quería disparar, pero no se atrevía. Simplemente no podía matar a alguien que alguna vez había sido tan cercano.

-¡Dispara!-le apremió Ion, pero él no entendía de que se trataba.

Busqué rápidamente mi arma para ayudarla, si ella no lo hacía tendría que hacerlo yo. Pero para cuando hube encontrado mi pistola, ya era demasiado tarde. Cari estaba gritando en el suelo, mientras el Zombie la mordía ferozmente.

Virus Letal V: The DesolationWhere stories live. Discover now