Capitulo 11

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Avanzamos una hora después, cuando nuestros autos ya habían recibido el mantenimiento suficiente. El viaje fue tanto más incomodo, como alegre que el anterior. Lo sé, extraño. Incomodo por la notoria falta de Bob, por el mal humor de Mathew y la amargura de Seth. Mathew perdió a su mejor amigo, Seth a su hermana menor. Ambos estaban con nosotros cuando ocurrió, y aunque no quisieran admitirlo, nos culpaban a nosotros y nos guardaban resentimiento. Sobre todo el pelirrojo, se le notaba en su mirada llena de ira y odio.

Alegre, pues Mathew ya estaba con nosotros, Joe y Frank se habían unido a nuestro equipo. Ese dúo me llenaba de curiosidad. Ambos habían liderado solos a un grupo entero de supervivientes. El Hotel. Ahí era donde Jessica originalmente iría a parar, pero por una alegre confusión llegó al Colegio. Y ahí estaban Joe y Frank, de los únicos supervivientes de aquel grupo. Nunca antes había trabajado con ellos, pero por lo que había escuchado, se habían abatido muchas veces con los Otros, y siempre habían ganado. Tenían que ser muy buenos.

Luego estaban los militares que se nos habían unido con los Apolo, ya llevábamos un buen rato con ellos, pero en ese momento comenzamos a conocernos. De los diez que habían llegado, solo seis aún seguían en pie. Me culpé a mi mismo por no haberme dado cuenta de las muertes de los otros cuatro...había sido un algo egoísta de mi parte. Como sea, ya los conocía.

Esteban, un hombre alto y de mirada dura. Era bastante...disciplinado para mi gusto, pero aún así no perdía su sentido del humor. Cada vez que tenía la oportunidad se ponía a insultar a Mantícora de tal forma, que me extrañaba que Han no le lavara la boca con jabón.

Jasper, un hombre sonriente y bastante alegre, y un experto con los explosivos. Al parecer, él y Han ya habían trabajado juntos desde antes.

Luego estaban Simon y Sam, un chico y una chica, de unos veintisiete años. Eran expertos en mecánica y sabían un poco sobre sistemas. Siempre estaban juntos, aunque discutieran seguido.

Andric, bastante callado...daba un tanto de miedo.

Y por último, James. Un hombre ya grande de unos cuarenta años. Un tanto loco al estilo veterano como Han, aunque muchísimo más tranquilo.

 Esta vez yo iba de pasajero en los asientos de atrás con Seth, mientras Paul conducía con Cari regañándole. Jack iba hasta atrás en la torreta.  Miré al cielo, habían comentado sobre un posible bombardeo pero hasta ese momento no había visto ni un solo avión por encima de nosotros.  Miré a Seth, tenía la mirada perdida en los edifcios.

-¿Cómo era ella?-me preguntó de golpe, rompiendo el silencio.

-¿Qué?

-¿Cómo era Heidy?

Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

-Pues...eres su hermano, se supone que tienes...

-Solo quiero saber, si siguió siendo la misma hasta el final-me miró con sus ojos llenos de soledad-¿Cómo era ella?

Hice una mueca, recordar a Heidy me dolía demasiado.

-Era simpática-recordé-Bastante alegre y valiente, muy valiente...

Me quedé sin habla.

-Cuando esto terminé...¿puedes llevarme a su tumba?-me pidió.

Lo miré.

-Claro...entonces, ¿ya no quieres matarnos?

-Quiero matarlos y mucho. De hecho, podría hacerlo ahora mismo...solo que, quiero saber.

-¿Saber?

Me miró con sus ojos vacíos.

-Ella murió por ustedes...quiero saber, qué vio ella en ustedes y que tan grande era, para dar la vida por ello.

-¿Y ya lo encontraste?

No pudo responder, la sirena lo detuvo.  Miré a mi alrededor, cubriéndome los oídos...¿de dónde venía? Pero parecía emanar de todas partes. Era un horrible sonido agudo, parecido al de un aullido. Entonces, logré relacionar la sirena con algo...me quedé petrificado del miedo.

-!¿Que es eso?!-preguntó Paul.

-!Es Mantícora!-respondió Han por encima del sonido.

-¿Es un ataque?

-Sí, pero no de parte suya-dije en voz baja.

¿Alguna vez has visto como una nube cubre el sol y todo se oscurece? Pues eso paso, solo que no eran nubes. Al mirar al cielo no pude más que ver cientos de siluetas triangulares volando en formación hacía una misma dirección, eran los bombarderos de WICA.

-!Vámonos de aquí!-gritó Bill.

Una fuerte explosión levanto el asfalto detrás de nosotros. Al mismo tiempo que un edificio cercano se hacía añicos.  Los Apolo aceleraron esquivando las bombas que caían desde el cielo, yo entrecerraba los ojos para no lastimármelos con todo el polvo y las cenizas que había en el aire. Todos gritaban, pero no entendía ni una palabra, los oídos me zumbaban.

Paul se detuvo derrapando y bajó del auto a toda velocidad, corriendo gritando extendiendo los brazos en pánico, yendo directo a la entrada del subterráneo.  Todos bajamos de los vehículos siguiéndolo, jalé a Cari conmigo y juntos bajamos las escaleras de la acera unos cinco metros hasta la Estación del Metro. 

Era una enorme estancia con paredes de ladrillos y arcos de piedra que sostenían el techo. Había varias bancas de madera, a la derecha en la pared estaban las maquinas donde comprabas tu boleto. Y al final, casi cerca del enorme túnel de las vías ferroviarias, estaban la cerca plateada automática que recibía tu boleto. Las lámparas colgaban del techo, aunque claro que estaban todas apagadas.

Todos corrimos hacía el centro, se podían escuchar las explosiones desde afuera, todo retumbaba cada vez que una caía cerca, y el polvo caía del techo cada vez que una explotaba encima de nosotros.

-Junto a la pared-pidió Han mientras se entraba recargado al muro-O debajo de los arcos...es más seguro.

Todos obedecimos, yo fui a tirarme al suelo junto a los muros de piedra, Cari y el resto me siguieron. Han tomó su cantimplora militar y bebió un poco de agua, Bill encendió un cigarrillo. Se veían tan...tranquilos. Pensé entonces en la cantidad de bombardeos que habían pasado ocultos debajo de la tierra o en algún viejo edificio. Debían ser mucho.

-¿Por qué bombardean?

Se escuchó una explosión.

-Para limpiar el área...quieren estar seguros de que Mantícora no tenga nada por aquí-gruñó Jasper.

-Pónganse cómodos...-nos dijo Jasper-Esto durará un rato.

Virus Letal V: The DesolationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora