10.

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Los incendios forestales eran una pesadilla en todo sentido, no tenías manera de saber como controlar lo que iba a suceder en los siguientes diez minutos y tampoco eras de gran ayuda estando lejos, nos preparaban en diferentes simulacros para momentos como esos pero nunca estabas realmente listo para algo así. La mañana del 10 de julio fue diferente a otras, recibimos un llamado del estado de Nueva York porque necesitaban apoyo en un incendio que estaba completamente descontrolado y se acercaba a pasos agigantados de un pueblo a la afueras, el capitán nos dio una pequeña charla mientras cargamos nuestros camiones, a los veinte minutos estábamos camino al lugar.

—¿Te acuerdas del anillo que te mostré? —dijo Bautista con una sonrisa— Creo que será ese

—Me gusta —sonreí.

—Es el que ella eligió sin darse cuenta, necesito pagar la reserva esta semana para que lo saquen de la vitrina —agregó con una sonrisa— Dios, estoy muy emocionado

—¿Tenemos fiesta? —preguntó Ursula

—Por fin se despidió, va a dar anillo —me burlé y todos comenzaron a festejar— ¿Hablaste con los papás? —asintió y cambió su expresión inmediatamente— No pude contarles mucho sobre mi plan porque cada vez que tenemos una conversación insisten en que salga de este lugar.

—A mi ni siquiera me contestan el teléfono —dije moviendo la cabeza— Se supone que soy el culpable de todo

—No lo eres, en realidad eres el culpable de hacerme conocer este mundo tan divertido —agregó con una sonrisa— Gracias. Capitán, a que hora estaremos de regreso mas o menos? Tengo que avisarle a mi novia

—No puedo creer que te convertiste en un pollerudo —dije burlándome

—Algún día te va a tocar y me voy a reir yo —dijo mirando su celular

—No lo sé Bauti, es incierto. Cuando lleguemos con las personas que están a cargo del lugar vamos saber, no tengo claro cual será nuestra tarea en el lugar —respondió el capitán— Dile que la vas a mantener informada, felicidades por tu compromiso —siempre estaba escuchando todo lo que hablábamos

—Aun no me dicen que sí —dijo riendo, parecía nervioso.

—No hay chances que Brenda diga que no —dije con una sonrisa y chocamos los cinco.

A medida que nos íbamos acercando al lugar de la catástrofe todo empeoraba, empezando por la visión y el aire. Llegamos a una base donde estaban todos los de la brigada de rescate, el lider se presentó rápidamente y nos llevó a una sala improvisada con carpas, tenía una radio que no dejaba de sonar y un mapa gigante todo marcado, nos hicieron un rápido resumen y nos dieron la tarea de rescate de un pequeño pueblo que se verían afectado pronto producto de la dirección del viento.

—No estamos en el mismo equipo —dijo Bauti mientras nos cambiábamos de ropa.

—Estoy lista —dijo Ursula y tomó el hacha— Esperemos que salgamos pronto de este lugar, aunque no tiene buena pinta para nada, está demasiado descontrolado —la radio no dejaba de dar informaciones horribles sobre todas las hectáreas que ya habíamos perdido— Te espero en el camión —me dijo y cerré un ojo.

—Quiero cenar Lasaña —dijo mi hermano riendo— Voy a escribirle eso a Brenda, ok —me dio un abrazo— Te veo luego, cuídate.

—Tu también —respondí mientras me acomodaba los suspensores— Hablamos por radio cualquier cosa.

—Copiado —salió del lugar y luego regresó— Ayer escuché al capitán decir que eres el bombero mas capacitado de la estación para convertirte en teniente, después de todo el trabajo que has hecho en este lugar me parece que deberías postular, te lo mereces —lo miré sorprendido— Ya sé que no quieres un cargo pero estás preparado para avanzar.

Dos ExtrañosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt