42.

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Peter se molestó conmigo y en todo su derecho, no debí ser buena onda con Jacob en ese momento después de lo que pasó en ese partido de adolescente, a veces no entendía cuando los hombres se tomaban tan a pecho este tipo de cosas.

—Creo que deberías ir y hablar con él para escucharlo. Estar de novio es algo nuevo para Peter, está conociendo lo que significa estar en pareja, cuáles son los límites, además es hombre... Me imagino que el fútbol es algo importante para ellos, no sé —dijo Bella moviendo la silla y solté una sonrisa— Mi terapeuta dice que lo mejor es hablar siempre —la miré riendo— ¿Cuánto tiempo tienes que pasar con eso en la mano?

—Cinco días —respondí y me senté en mi escritorio —Tienes razón, tengo que hablar con él —el ascensor se abrió y apareció Eugenia escribiendo en el celular.

—¿Volvió con Eiza? —preguntó Bella mirándome y levanté los hombros

—Hola amiga —me saludó— Hola Bells. Vengo de pasada nada más porque tengo una reunión cerca de acá, me voy a Bostón a una operación donde me necesitan —le dio las llaves— Voy a estar dos días allá y te dejo las llaves del departamento para que te quedes con Rufi.

—No se te ocurra cambiarnos por Bostón —la ataqué directamente y me abrazó. Bella guardó las llaves.

—Bella, me llamaron de la clínica de fertilización ¿Te acuerdas que dejamos tus óvulos ahí? Va a vencer el plazo, puedo firmar para renovar pero no me parece correcto porque son tuyos y tienes que decidir qué harás con ellos, quizás los quieres usar para más adelante con tu novia —momento incómodo, no pude escapar porque me tenía en sus brazos y creo que lo hizo aproposito para no enfrentar a Bella sola.

—¿Ya pasó un año? —dijo sorprendida— No me acordaba —soltó una sonrisa— No son míos, son nuestros... eso es algo que hicimos juntas ¿Quieres conservarlos o... —hubo un silencio y yo no tenía idea que hacer.

—Lo que tú decidas estará bien —respondió Euge más humilde que nunca. 

—Ok —respondió Bells.

—Bueno, yo me tengo que ir porque voy a llegar tarde —me dio un beso en la frente— Cuida la muñeca, me escribes cualquier cosa. Chau Bells, en el horno hay comida como siempre, Rufina tiene un montón de tarea, no la dejes ver series ni películas si no termina sus cosas, se aprovecha de ti —le dio un abrazo— Nos vemos, cuidense —caminó al ascensor y Bella me miró suspirando

—¿Ya hablamos lo bien que le queda ese color de pelo? —preguntó sentándose— está más linda que nunca, incluso con esa carita de pena y desprotegida —solté una carcajada

—No, cuando se lo hizo la odiabas —me senté y luego me puse de pie rápidamente— Este romántico momento me inspiró, tengo que ir a ver a mi chico —miré el reloj— cúbreme, di que tengo un testigo importante y estoy siguiendo sus pasos —me tomé la cabeza— nunca mentí en el trabajo, maldito bombero —Bella me cerró un ojo y tomé las llaves del auto.

Cuando llegué a la estación Ursula me avisó que Peter estaba en la sala de estar, pensé que estaba durmiendo, entonces subí en silencio y me golpeé contra la pared escuchando la conversación que tenía con su capitán, cuando me mencionaron de esa manera me congelé, no sabía qué pensar ¿De que se trataba todo esto? Los encaré y ninguno de los dos hablaba nada, se quedaron igual de sorprendidos

—Peter, cierra la puerta —dijo el capitán, él lo hizo rápidamente— Mariana, por favor siéntate —suspiró nervioso, Peter trató de acercarse a mí nuevamente y lo alejé, estaba temblando por completo— Ufffff, esto es definitivamente lo más difícil que hice —agregó con una sonrisa— Hace unos años —miró a Peter— muchos años... estaba llegando a esta estación sin propósitos de nada, muy perdido en la vida, era un tipo joven un poco rebelde —me miró con una sonrisa— Hubo una llamada que me cambió la vida para siempre, en un barrio residencial cerca de nuestra estación. Cuando llegué al lugar fui el primero en entrar a la casa que estaba en llamas... más de la mitad —dijo con la mirada perdida— El padre de la casa estaba muerto después de luchar contra el fuego y la madre corrió la misma suerte, la encontré en la habitación con una frazada en la puerta del baño y cuando abrí el baño había un bebé en la tina en su silla mirando sin entender absolutamente nada de lo que pasaba —me dijo con la voz quebrada— Ese bebé eras tu —¿Que? negué sin parar— Durante mucho tiempo, luché para traerte conmigo pero era un tipo muy joven, soltero con sueldo de bombero y nunca me lo permitieron, entonces decidí que no iba a perderte el rastro hasta que te adoptaran y te visité siempre, hasta que empezaste a crecer, me pidieron que no te visite porque te estaba haciendo falsas ilusiones y nunca iba a poder llevarte conmigo a casa —dijo llorando— Siempre traté de investigar sobre tí, como estaba tu vida... escuché que te escapaste  y después de mucho tiempo te encontré en la estación de policía convertida en una mujer con la misma carita de siempre. Luego Peter se cruzó en tu camino, la vida te trajo hasta mí nuevamente —yo no podía dejar de llorar, no podía creer lo que me estaba diciendo— No hubo día en que no pensara en ti, siempre me dolió mucho que no nos permitiera estar juntos pero luego cuando vi en la mujer que te convertiste me sentí tan orgulloso de tí, estabas destinada a quedarte en este mundo, hoy eres una mujer digna de admirar, con una carrera impresionante y un corazón enorme.

Dos ExtrañosWhere stories live. Discover now