45.

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La terapeuta de los bomberos que nos visitaba cada tanto me dio una mano con mis problemas amorosos, tenía que trabajar en expresar mis sentimientos y todo lo que pasaba, por extrañas razones siempre guardaba las cosas y todo terminaba peor. Después de confesarle todo a Lali hubo un cambio grande entre nosotros, se preocupaba mucho por todo lo que me pasaba, muchas veces me mandaba divertidos informes sobre lo que estaba haciendo y porque iba a llegar un poco más tarde a casa, así que decidí que tenía que trabajar en mi seguridad como su novio y comportarme como un tipo grande.

—¿Puede ser que la China se vea triste? —dijo Úrsula subiendo la camilla a la ambulancia, miré al costado y la vi con la mirada perdida

—Ya vengo —me bajé de la ambulancia y caminé a saludarla— Buenos días —dio un pequeño salto y me miró con una sonrisa— ¿Todo bien?

—Si, estoy un poco cansada. Llegué a las seis de la tarde y aun no puedo salir —dijo mirando el hospital— Wow, estoy hace... ya no sé cuantas horas llevo acá.  Estaba lista para irme a casa pero mi jefa me llamó para que atendiera una urgencia porque mi compañera estaba atrasada y no tenía a nadie para cubrir el turno. No sé que está pasando entre ella y Bella pero se puso más desagradable que nunca conmigo, como si me estuviese culpando de algo —suspiró— en realidad es más de lo mismo.

—¿Por qué no vas a otro hospital? Con tu curriculum te aceptarían en cualquier lugar —dije enojado, me daban ganas de entrar y defenderla

—Porque ella es la intrusa, no voy a rendirme —suspiró nuevamente— no puedo hacerlo, este es mi lugar, acá aprendí a ser todo lo que soy y sé que en algún momento lo van a valorar —sonrió— ¿Como sigue todo con Lali? Bella me contó que Rufina dijo lo de la exposición, lo siento... está en esa edad donde dice absolutamente todo lo que hace

—Si, Lali se lo tomó re bien. Tampoco es que podía hacer algo porque estaba con tarjeta amarilla y lo sabe —dije riendo— Pudimos hablar y resolvimos nuestros problemas, estamos bien ahora, ese pelotudo que se hunda solo... soy demasiado nuevo en esto de las relaciones y le di mucha importancia al ex, pero ya estoy bien, fuimos sinceros, creo en ella —sonrió— dentro de poco vamos a tomar vacaciones juntos, estamos dando pasos importantes —celebró aplaudiendo— gracias por darme el dato de ese departamento, eres la primer laliter de la historia —me abrazó— Escuchame, tu eres una de las mejores doctoras que conozco, no dejes que nadie te pisotee, a veces está bueno buscar nuevos horizontes si en este lugar no te permiten avanzar —miré el hospital— ellos se lo pierden, además tu jefa te está hostigando por un tema personal, eso es poco profesional —soltó una sonrisa— si necesitas que venga a defenderte lo haré

—Gracias Pitt —dijo con una sonrisa— eres el mejor —chocamos los cinco— vuelve al trabajo, el barrio te necesita. —la abracé nuevamente— te quiero mucho

—Yo a ti —sonreí— van a venir cosas mejores para tí, estoy seguro —hice como cuando los curas daban la "bendición" a sus fieles y soltó una carcajada— bendecida por el bombero del amor —soltó de risa— Chau chinis, nos vemos luego.

Corrí a la ambulancia, llegamos a la estación a ordenar todo. De pronto salió mi novia de la oficina del capitán con una leve sonrisa

—Hola mi amor —dijo con una sonrisa y se acercó a mí corriendo— Vine a visitar al capitán porque tenía un par de dudas con mi historia, pero aun no me animo a preguntarle que haciamos cuando estabamos juntos —dijo hablando bajo— no sé, siento que le da un poco de vergüenza —suspiró— ¿Donde andabas? —preguntó

—Estaba en el hospital dejando a un abuelito —la acaricié— ¿Quieres que te de una mano con eso? Quizás podemos invitarlo a casa a cenar para que se sienta un poco más en confianza —asintió con una leve sonrisa.

Dos ExtrañosWhere stories live. Discover now