41.

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Una de las mejores cosas de despertar con tu novio todos los días obviamente era el sexo por la mañana, Peter y yo teníamos una química especial en todos los sentidos y también pasabamos por todas las fases eso era lo más divertido de todo, podíamos ser tiernos, romanticos y a luego apasionados sin límite.

—Creo que me lastimé —dije tirada en la cama un poco agitada aun, él me miró sorprendido— La muñeca, no sé en qué momento me doblé la muñeca, me duele ¿Fue acá? —pregunté y comenzó a reírse.

—Déjame ver —se sentó en la cama— ¿Cual es? —le di mi mano izquierda, me hizo moverla y me dolió un montón— Vas a tener que ir a verla, puede ser que te la hayas doblado acá, pero como no te diste cuenta? —comencé a pensar en que momento pudo ser y solo veía a Peter, la moví nuevamente y me dolió

—No creo que sea para ir al doctor —dije riendo— Debe ser cuando me apoyé acá o capaz la tuve demasiado tiempo así, en fin —lo besé— Creo que nunca he comenzado el día tan bien como lo estoy haciendo últimamente, estoy de racha —el soltó una sonrisa y me besó— ¿A que hora es tu partido? —pregunté

—A las ocho? Me parece que es a las ocho, no estoy seguro. No hace falta que me des un discurso, no te preocupes, no me voy a pelear —dijo riendo— Soy un tipo que está de novio ahora, maduro, no necesito caer en esas cosas

—Promételo —dije apuntando.

—Te lo prometo —me dijo con una sonrisa y luego me besó nuevamente— Bueno, me encantaría seguir con nuestra nueva rutina pero te lastimaste y yo no quiero llegar tarde a la estación, tenemos que ordenar un par de cosas —salió de la cama y entró corriendo al baño, ya tenía alguna de sus cosas en mi departamento, me encantaba eso.

Me puse la bata y fui a preparar desayuno para ambos, él comió muy rápido y se fue volando al trabajo. Me duché e hice exactamente lo mismo, mientras pasaban más las horas mi muñeca me molestaba un poco más, así que decidí fingir una visita a Eugenia para que alguien me revisara.

—¿Vienes a amenazarme? —preguntó mirando su tablet— No estoy haciendo nada malo, estoy haciendo terapia y luchando por mi familia, por favor no me amenaces más, ya prometí ser una buena persona, sé que me equivoqué y no volverá a pasar.

—Si, voy a creer en ti —respondió— Escúchame, tengo un problema con mi muñeca ¿Puedes examinarme? —pregunté y me miró sorprendida

—Pero que te pasó? —dijo sin entender y me llevó a un box

—Me la doblé esta mañana, casi me caigo al piso y puse la mano —inventé con rapidez.

Hicimos unos ejercicios y llamó a otro doctor de la especialidad para que me hicieran una radiografía, ella misma me llevó así que me atendieron en cinco minutos.

—¿Te caiste de altura? —preguntó mientras miraba la radiografía y llamaba a su compañero— tu hueso no tiene nada grave por suerte ¿Como fue la caída? —preguntó y yo resistí la risa.

—Me tropecé porque estaba un poco dormida, al comienzo todo bien pero después me empezó a doler —dije mientras ella miraba la radiografía, su amigo doctor apareció y miró con atención.

—Todo bien, es un pequeño esguince. Solo te va a molestar una semana, de todas formas te voy a poner un inmovilizador y algunos medicamentos por si tienes mucho dolor. Evita hacer ejercicios, fuerzas, etc, necesita descanso —me hizo una receta y me la dio— le voy a decir a la enfermera que te ponga el inmovilizador, nos vemos Euge.

—Buenas noticias, no es nada grave —dijo guardando la radiografía en un sobre— no creo que te hayas caído la verdad, hubiese sido peor —me miró con una sonrisa— además te estás aguantando las ganas de reír y tienes cara de quinceañera, fue Peter? Te esposaron a la cama? —preguntó hablando bajo

Dos ExtrañosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt