54.

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La primera semana de mi nuevo turno fue bastante dura. Trabajaba toda la noche y luego regresaba a cuidar de Lali, no solamente eso, también hacíamos panoramas para que saliera de casa, también habían noches donde no teníamos trabajo prácticamente y aprovechaba para dormir profundamente. Por otro lado, tenía mucha ayuda por parte de las chicas, eso lo valoraba por dos.

—Pensé que no tenías ganas de verme —dijo mamá rompiendo el silencio, me invitó a desayunar después del turno— Siento mucho todo lo que estás pasando por tu mujer, un hijo es lo más lindo que te puede pasar —solté una leve sonrisa porque no sabía que decir, además estaba un poco cansado— ¿Ella como está?

—Triste, además de todo lo que le pasó se fracturó muy feo la rodilla así que no puede hacer muchas cosas, está bastante desesperada por volver a caminar por su cuenta, no le gusta molestar a nadie —suspiré— han sido días muy difíciles, por eso no pude responder tus llamadas ni mensajes, lo siento

—No tienes que preocuparte por mí —me miró con una sonrisa— imagino que no has tenido tiempo de visitar a tu hermano —me quedé en silencio nuevamente— todos los lunes voy a dejarle flores y veo que están las tuyas ahí, hace varias semanas no las veo.

—Tengo mi cabeza en otra parte, no he podido pensar mucho en eso. Vengo al trabajo y voy a cuidar de mi novia, es lo único que me importa por ahora —la sorprendí un poco con mi comentario— Supongo que Bautista lo debe entender.

—Me gustaría conocer a tu novia —agregó con una sonrisa— me gustaría escucharla y saber como se siente y también poder ayudarte, yo también puedo cuidarla, prepararle la comida, ayudar con el orden, me imagino que estás con muchas cosas, su familia es de la ciudad? —pregunté

—No tiene familia, yo soy su familia —suspiré nuevamente— tenemos muchas cosas en común, en poco tiempo nos convertimos en la familia del otro, por eso tengo tanta responsabilidad con ella —solté una sonrisa— pero si, me gustaría que la conozcas, es una mujer brillante, estoy seguro que te va caer muy bien, papá no te dice nada porque vienes a visitarme? —pregunté y negó

—Quizás al comienzo no le gustó demasiado la idea pero la verdad es que a mi no me importa, yo quería hace bastante acercarme a ti, perdóname por dejarte solo en un momento tan horrible, en ese momento lo vi de otra manera y estoy arrepentida —no sabia que decirle— ahora quiero estar contigo, puedes confiar en mí y compartir todo lo que te pasa, ok? —me tomó la mano y solté una sonrisa

—Gracias mamá, me viene muy bien una mano en este momento. Estoy un poco cansado, pero no quiero perder las energías porque mi familia me necesita —miré el reloj— Ma' lo siento pero tengo que ir a casa

—¿Necesitas una mano? —preguntó y se puso de pie— digo, no tengo nada que hacer ahora —no sabía si era la mejor idea del mundo llegar con ella de sorpresa pero también me sentía mal diciéndole que no— Si quieres obviamente, quizás tiene otros planes, no quiero ser entrometida.

—No, dale. Vamos —miré mi celular con una sonrisa— Si Lali está un poco silenciosa no pienses cualquier cosa de ella, no está pasando por días fáciles, me hubiese gustado que la conozcas en mejor circunstancias

—No te preocupes hijo, no tienes nada que explicarme a mí, sé perfectamente como se siente Lali en este momento —soltó una sonrisa.

Paramos un taxi y nos fuimos a casa a buscarla. La llevé primero a mi departamento y luego crucé a buscar a Lali, esperaba que no se lo tomara de mala manera.

—Mi mamá insistió en acompañarme —dije cuando el ascensor se abrió, así no le di tiempo para pensar, me miró un poco sorprendida.

—¿Tu mamá? —dijo sorprendida— No entiendo nada. Estoy en pijama Peter —se quejó cuando abrí la puerta de su departamento y miró hacía todos lados— ¿Cómo la voy a conocer de esta manera? Va a pensar cualquier cosa de mí.

Dos ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora