13.

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Estaba muy preocupada por mis amigas, no podía tomar partido por ninguna porque las quería demasiado a ambas, pero obviamente pasaba mas tiempo con Bella y veía como se estaba apagando día a día, eso me partía el corazón.

—Lali, tenías razón —dijo Cande entrando a la bodega de pruebas— Todas las pruebas que pediste salieron positivas, el manager mató a la escritora —me dio un papel, tenía tantos casos en la cabeza que tarde unos segundos en entender lo que estaba hablando— Tenemos todas las pruebas suficientes para comprobar que es culpable.

—¿Pasó el detector de mentiras? —dije con una sonrisa mientras leía, cande rio— Bronca que me lo perdí porque tengo tantas cosas, yo sabía que lo iba a poner nervioso —firmé el papel— Informa al fiscal por favor, Gracias Cande —me cerró un ojo y salió del lugar— Donde mierda quedó... —dije buscando entre todas esas cajas.

—Era el manager, tenías razón —entró Bella con una sonrisa— Rufina no deja de hablar de lo rico que fueron los panqueques de la tía, que quiere ir de nuevo, todos los días que se levanta lo repite, dice que la pasaron muy bien con Peter —se apoyó en la pared y me miró con atención— No me imaginaba a Peter con llegada a los niños

—Tiene muchas personalidades, cuando está con Rufina parece otra persona —dije sacando una caja y la abrí— Estoy buscando un brazalete que estaba con la señora Porter, pero no encuentro la evidencia de ese día, hay una caja de ella pero no está ahí —dije mirando hacía todos lados— Este lugar es un desastre, me provoca mal humor —soltó una sonrisa— Estuvo divertido lo de los panqueques, lo llenó de preguntas como si le estuviera haciendo una entrevista, tiene mucha personalidad entonces para ella no es problema ¿Como sigue todo en casa?

—Tenemos reglas, no nos vemos. Estas dos semanas estará en la noche así que no la voy a ver y cuando le cambien el turno voy a ir a lo de Gigi —me dijo de brazos cruzados— hace como tres o cuatro días que no la veo, desde que tuvimos esa charla cuando te llevaste a Rufina, me encierro en la habitación, uso el baño de huéspedes, todo muy sano.

—¿Rufi qué dice? —preguntó

—Nada, le explicamos que estamos con algunos tema de adultos que esperamos resolver, no pregunta demasiado —dijo— La terapeuta nos preguntó si durante este tiempo hemos pensado en estar con otra persona, yo dije que no pero Euge no respondió, dijo que prefiere no decir nada, es como si fuese una persona completamente desconocida Lali, eso me destroza, dice tantas cosas en ese lugar...

—Lo mejor que pudieron hacer es buscar ayuda, quizás no se animaba a decirte. Por lo menos ahora están siendo sinceras con la otra, no te guardes nada, aprovecha ese momento para ser sincera también, lo peor que te puede pasar es que te explote la bomba en la cara, como me pasó a mi amiga, es mejor que escuches de la boca de la persona que amas lo que le está pasando antes de que lo veas cuando todo está perdido—asintió y me abrazó— Estoy para ti, dale? —me miró con una sonrisa y le limpié las lágrimas.

—Vamos a trabajar, basta de dar pena —me dijo con una sonrisa, cerré la caja enojada y salí del lugar.

—Atención todo el mundo, me pueden poner atención 30 segundos? —hablé fuerte y todo el piso me miró— La bodega de evidencias es un maldito desastre, cada vez que quiero o necesito algo nunca está organizado bien en las cajas donde deberían estar, si van a tomar algo de ahí déjenlo en su lugar. Tienen hasta el próximo jueves para ordenarla completa, no me interesa como dividan el trabajo, pero si no está listo cuando les digo voy a cambiar todas las malditas reglas de este lugar, no me hagan ser la profesora mala onda porque no estamos en un colegio, estamos en el trabajo, todos somos personas adultas y no puedo tolerar cinco minutos más ese desastre. Ahora pueden seguir con sus cosas. Jen, estás a cargo de la organización del orden, por lo tanto, eres la responsable. —me senté en el escritorio y tomé una de las carpetas

Dos ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora