Capitulo 31. Impune.

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Hay una terrible respiración agitada. 

Y siete hombres corriendo.

Hay por lo menos dos docenas de lobos rodeándoles, y los siete hombres aún siguen corriendo, están cansados ya no pueden seguir. Han corrido kilómetros mientras los persiguen.

—No lo lograremos —Grita un hombre, un soldado Ghost —Jefe...

—¡No! —Exclama Ryabinsky. Se niega a aceptar algo así —Somos familia. La familia no se abandona, muchacho.

El líder del equipo; Andréy, lleva en sus hombros al ministro Evans. Quien está inconsciente y se desangra debido a una herida de bala en el abdomen.

Andréy está agotado, pero debe seguir corriendo.

Los gruñidos de los lobos que los persiguen son cada vez más cercanos. Usan un método de caza extraño. Como si se turnaran constantemente para rodear a los enemigos.

Sin puntos ciegos.

Como si aparecieran y desaparecieran al mismo tiempo.

Los rodean, sin embargo no sé acercan, desaparecen, vuelven a aparecer y los acorralan. Luego, se acercan de golpe a intentar derribarlos desde el frente

—Ahí vienen —Avisa uno de los soldados que está al frente.

Lo que les permite ver en la oscuridad es un casco con lentes de visión nocturna y dos pequeños audífonos que les amplifican los sonidos en un 200%. Luego;

El equipo se detiene y se agrupan, colocan sus hombros juntos formando un círculo, dónde al centro permanece Andréy con el ministro aún en los hombros, pues después de terminar con la emboscada, deben seguir corriendo.

—Cuento 3 a las 2 en punto—Anuncia uno y se enfoca en dispararle a los lobos, uno a uno, caen al suelo con un limpio disparo de fusil en la cabeza. Cuando han caído los lobos guardan silencio y ponen atención.

—Cuento 1 a las 8 en punto — y antes de que pueda disparar, el lobo se aleja. Y la casería sigue.

Andréy jamás había contemplado este método de caza tan elaborado, le confunde la mente. Por momento cree que es un polígono de caza tradicional. Pero en ocasiones simplemente parecen ataques al azar que buscan confundirlo. Incluso le hace pensar que la misión fallara.

Cuando no hay más movimiento en el área, ni sonidos en la zona no dudan en seguir corriendo, falta poco para llegar al límite de la manada.

—¡Jefe! —Aún faltan algunos cientos de metros antes de llegar con el equipo de rescate, quién podría salvarlos de tremendo lío.

Sin embargo, no llegarán muy lejos en esta situación.

No podrán completar su misión.

Al menos, no todos juntos...

—Corran, los cubriremos —Liam, la preciada pareja de Andrey se detiene junto a otro soldado y Andréy para en seco.

—No digas estupideces —Gruñe Andréy y se acerca un poco a Liam.

—Te seguiré después —Susurra Liam tratando de calmar a su compañero.

—No te dejaré morir. No me hagas esto—Exclama con la voz casi rota. Con lágrimas que amenazan con salir de sus ojos. No puede dejarlos detrás, son sus compañeros, su familia, su pareja...

Los gruñidos se escuchan cada vez más cerca, en cualquier momento se lanzarán a atacarlos nuevamente. No pueden perder tiempo tan valioso peleando por quién se quedará a cubrir la huida.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now