Capitulo 35. El final del invierno.

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A la mañana siguiente, mientras el sol iniciaba su recorrido diario y los lobos aullaban anunciando la llegada del día, unos ojos de cristal se abrieron de para en par.

Hubo un sentimiento de nostalgia en el aire y el único presente en la habitación volvió a tener un terrible sentimiento de soledad.

¿Cuántos amaneceres y atardeceres deben pasar para que los recuerdos en su mente desaparezcan?

Aunque la respuesta sea vista desde diferentes perspectivas o inclusive si la negaras rotundamente, sigue siendo la misma; Tal vez... Tal vez jamás pasaría.

No esta Fletcher a su lado, no hay ninguna enfermera, doctor, o indicios de más vida en la habitación o el pasillo.

Y extrañamente, en su pecho hubo un sentimiento de dolor y abandono.

Uno que ya conocía antes...

—Ha... —Suspiro cansado, realmente le dolía la garganta con fuerza. Pero le dolía aún más el cuerpo, más bien, sentía cansancio extremo, había estado acostado en una cama durante meses, y su ahora delgado cuerpo agoniza.

Era como querer mantener en pie un rascacielos con solo un ladrillo como cimiento. Ciertamente, era imposible...

Cómo pudo se sentó, y sostuvo su regordete abdomen en sus brazos, parecía tan irreal, incluso creyó que aún seguía inconsciente, soñando una y otra y otra vez, no entendía que sucedió con exactitud, era como si solamente su estómago se hubiese salvado de la desnutrición y la enfermedad. Se ve sano y bien cuidado desde el exterior.

Max no puede evitar sentir un nudo en la garganta, se siente asustado, nervioso, ansioso. Quiere pensar que es gracias al embarazo que su cuerpo reciente los cambios de humor.

—"Debo cuidarte... De cualquier cosa que quiera hacerte daño" —Piensa el menor mientras acaricia su estómago con delicadeza y trata de mantenerse relajado.

—¿Es impresionante verdad? —La voz del doctor Leandro entra de lleno en sus oídos y lo hace salir de su trance. No sabe cuándo llegó aquel hombre hasta la entrada de la habitación, pero realmente le hizo pegar un brinco del susto.

—¿Y...—Es interrumpido.

—¿Fletcher? —El pequeño Omega baja la cabeza en señal de la vergüenza, el doctor ha adivinado —Ha...

Suelta un suspiro un poco cansado y luego se digna a entrar en la habitación por completo. No sabe cómo pronunciar las siguientes palabras, los ojos del Omega sobre la cama lo miran con un poco de esperanza. Pero realmente no lleva buenas noticias.

—El Alfa... —Max logra leer el ambiente y sabe que no hay buenas noticias —Ayer el alfa estuvo aquí...

—"¿Estuvo aquí?" —Piensa el chico de los ojos de cristal y de alguna manera se siente feliz...

—Antes de que despertarás se fue. Hemos intentado comunicarnos con él, pero al parecer nadie sabe dónde está

—¿Cómo que... No saben dónde están? —Repentinamente, Max se siente ansioso, teme que algo malo le pueda haber sucedido. Después de todo, es el Alfa de la manada, si hay algún problema él debe acudir rápidamente, e inevitablemente terribles escenarios catastróficos recorren su mente.

Cree que Fletcher puede estar herido, o que quisa lo hayan secuestrado, o incluso que este muerto...

Y hay una terrible sensación de asco en su estómago, no entiende por qué su mente fórmula escenarios tan terribles, o por qué se siente agitado, es una sensación abrumadora que lo hace sentir como si estuviese solo dentro de una gigantesca caverna totalmente oscura. Es simplemente aterrador.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now