Capitulo 49. Mi Luna...

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[Tump... Tump... Tump...]

El sonido en seco de las patas del lobo hicieron eco nuevamente de manera tortuosa mientras se acerca a la puerta.

—Je... —Soltó el alfa. Está emocionado.

Sabe que quién sea que estuviese detrás de esa puerta está terriblemente asustado; Temblando, llorando y buscando desesperadamente ocultar su agitada respiración.

Decker, incluso, siente que si cierra los ojos y se concentra en escuchar, podrá oír los acelerados latidos del corazón de aquel individuo.

—¡Gaz! —Suelta el alfa un ligero estornudo, la pluma que a perforado su mejilla izquierda aún sigue atorada en dicho lugar, así que mueve su cabeza hacia los lados buscando hacerla caer.

Pero no puede, está tan encajada que es prácticamente imposible sacarla.

Y no es hasta después de que mueve su lengua dentro empujando aquel objeto, que logra empujar la pluma hacia el exterior, finalmente haciéndola salir.

La sangre no tarda en salir. Gota a gota, la sangre se derrama produciendo un sonido acuoso, la herida parece ser insignificante, pero inevitablemente, sangra mucho.

Al paso de unos segundos en el suelo ya hay un pequeño charco de sangre que naturalmente de mezcla con el del chico en el suelo.

La herida de Kin sangra mucho y se ve terriblemente dolorosa, las garras del alfa han desgarrado la carne sin perdón alguno y han dejado una profunda herida que debe ser tratada a la brevedad posible, aunque gracias al cielo, la herida no es mortal, el dolor es meramente insoportable, incluso si el afectado está inconsciente, sufre.

Decker, molesto e impaciente, decide que es mejor apresurar todo y entrar, lo único que le detiene el paso es una puerta de madera, la ventaja; Está hueca. Es una puerta que incluso podrías romper de una patada.

[¡Crash!]

Tan pronto cómo el lobo se alejó y tomo impulso, se estampó contra la puerta rompiéndola al instante.

Está vez, las bisagras aguantaron el golpe, pero la puerta se partió por la mitad y pequeños pedazos de madera volaron por todas partes.

El lobo había entrado a la habitación.

—Grrr... —Rápidamente, tomo una posición defensiva; Sus patas bien pegadas al suelo, un ceño fruncido y unos dientes descubiertos. Parecía que estaba a punto de soltar una mordida, pero, quería saber a quién...

—¡Hic! —Chillo el individuo al ver cómo el alfa entraba.

Aquel lobo de más de un metro y medio de altura es intimidante, da la sensación de que podría comerte de un bocado.

Su hocico está entre abierto, y su boca llena de sangre, como si se hubiese tragado a alguien...

—Ven aquí pequeña luna —Soltó en un gruñido áspero y dio un par de pasos. Las patas del lobo, que se mancharon de sangre, dejan una línea de huellas en rojo carmín.

El olor es aterrador, y las pesadas feromonas ahogan al Omega escondido detrás de un sillón.

—¡Sal ahora mismo! —Su orden fue absoluta, más no acatada —No me digas que también eres de esos omegas mutantes.

Soltó con burla mientras sus ojos recorrían la inmensidad de la habitación de manera rápida.

Escondido entre las sombras, el chiquillo de abdomen abultado chillo. El chillido que soltó viene desde lo profundo de su garganta, por instinto, está pidiendo a gritos protección de su alfa.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now