Capitulo 38. "Me arrebataste la felicidad de las manos"

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— Kiara... ¿Qué haces aquí? —La voz de Fletcher por un instante sonó nerviosa y temblorosa. El ambiente se tensó de golpe y se asimiló a una escena en dónde la esposa del hombre guapo descubre a su esposo con la amante. Y Max cree estar seguro de cuál papel representa.

Un recuerdo lo abrumó, su cuerpo tembló y sintió terror de lo que podría pasar.

—Me quiero ir... —Murmuro con voz baja al sentir su pecho doler. Y aunque no se siente con derecho de pedirle algo a Fletcher, lo hizo. Lo hizo por su bien.

—Fletcher... —El alfa miro unos segundos más a la chica y se dio la vuelta junto a Alex. Olvidó que Kiara aún seguía en la mansión. Pero supone que tendrá que lidiar con eso más tarde.

La mujer no los siguió, tampoco dijo otra palabra y simplemente los vio alejarse.

—No hay duda, es él...

Cuando estaban lo suficientemente lejos de la chica el alfa rompió el silencio buscando alivianar el pesado ambiente.

—¿Te gustaría ir a descansar? —Pregunta el alfa y Alex asiente rápidamente. Está agotado y un poco nervioso, quiere estar solo, se siente vulnerable y con un extraño presentimiento. —Pedí al doctor Leandro que adaptara una habitación en la primera planta para que pudieras recibir tu tratamiento. Has estado muchos meses en ese aburrido hospital y creí que te gustaría estar en cualquier lugar menos en ese.

—Si, eso creo... ¿Podré salir al jardín cuando quiera? —Pregunto con timidez y a Fletcher le toma un poco por sorpresa la pregunta, es más que obvio que puede ir siempre al jardín, tal vez justo ahora no esté en buenas condiciones como para salir solo, pero siempre que lo desee Fletcher estará dispuesto a llevarlo.

—Cuando quieras, cada vez que lo desees te llevaré -Se detiene un instante y le muestra su dedo meñique —Es una promesa... —Y Alex recuerda fugazmente que entre él y Alisha solían hacer lo mismo, la llamaban "Pinky promise". Es un simple gesto de unir los meñiques para hacer un juramento, un compromiso...

—Es una promesa... —Luego de juntar sus meñiques Fletcher vuelve a empujar la silla de ruedas hasta llegar frente a una puerta de una tonalidad anaranjada y roja distintiva de la caoba. La puerta es grande, o al menos desde el punto de vista de Alex que está sentado en una silla de ruedas.

Cuando se abre la gran puerta, lo primer que se logra observar es una cama matrimonial justo al centro de la habitación, sobre la cama hay dos lámparas pegadas a la pared y el cuadro que había pintado Alex aquella tarde bajo el Kiosco reluce entre las dos lámpara de una manera preciosa, del lado derecho, una ventana, luego, lo que parece ser un baño del lado opuesto a la ventana.

Sobre la cama hay tres lámparas colgando del techo y unos cuántos focos dentro del techo que tienen una tenue iluminación. La pared es color blanco y en las esquinas, entre la pared y el techo hay decoración de madera oscura. Se da la impresión de estar en una habitación antigua que fue remodelada.

Cerca de la ventana hay un ropero de dos puertas y cuatro cajones. No se puede negar que la habitación es bonita, pero algo parece hacerle sentir un poco nervioso.

—¿Te gusta? —La voz de Fletcher lo hace pegar un brinquito en su lugar y pegar sus manos a su pecho —¿Estás bien...?

Fletcher se siente un poco mal, algo le dice que Alex no está del todo bien, no sabe si es por qué extraña a su amiga, el repentino choque de culturas, la aparición de Kiara o si sea algo más. Algo le hace sentir culpable, siente que hizo algo mal y que debe explicarle a Alex sobre Kiara para hacerlo sentir menos nervioso, pero hoy, el día a finalizado y no quiere agobiarlo con una charla incómoda sobre el porqué su ex's prometida que además esta embarazada vive en la mansión, cree que arruinara aún más la noche.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora