Capitulo 85. Te amó hasta con su último aliento, ¿Acaso no fue suficiente?.

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Estamos tan acostumbrados a ver héroes ganando batallas, tanto, que se nos olvida del potencial que tiene una persona destrozada...

Para las ocho de la noche,
el inicio de la operación; "La cacería del lobo negro" había comenzado.

A la espera de la oscuridad, mientras el sol descendía y se ocultaba detrás de la lejanía del mar, se vieron rápidamente iluminados por una infinidad de hileras de antorchas y fuego colocado en lo que sería un campo de batalla; una zona del tamaño de dos campos de fútbol, justo entre la ciudad departamental y una espesa y basta cantidad de árboles justo después del lago que divide Bullet de Nyx.

En cuanto las antorchas fueron encendidas en zonas cercanas a los soldados de Antonov. A la distancia, entre los árboles, de igual manera, el bosque se iluminó, pero el fuego venía en forma de fogatas gigantes, una cerca de la otra.

Gigantes, enormes, se veían brillantes y exageradamente desproporcionadas.

Y de entre esas dos fogatas pegadas a la oscuridad del bosque, emergieron tres figuras grandes, dos anchas y una un poco más pequeña y joven. Decker, Scott y Aren; el rey del norte. Un hombre extremadamente alto, casi llegando a los dos metros de altura, junto a un peso de casi ciento ocho kilogramos.

Su apariencia se asemeja mucho a la de un vikingo; cabello largo solo de la parte superior, mientras el resto que en los costados ha sido cortado casi en su totalidad.

Usa vestimenta para frío en colores verde oscuro y negro. Sobre sus hombros carga lo que parece ser piel de oso que se complementa con una capa larga en color negro junto a unas botas de cuero hasta las rodillas con un pantalón de cuero negro.

Lo que hace que ese hombre de miedo, es la imponente presencia, es como un monstruo que emergió desde las tinieblas.

Se distingue rápidamente a un salvaje como ese. Se le ve sediento de sangre, listo para matar. Como si lo suyo fuera la guerra, la sangre, el llanto y la conquista.

Se le ve emocionado por iniciar.

Cuando Fletcher inicio su largo camino hacia el centro del campo de batalla, hizo algo que nadie esperaba; se quitó lo que llevaba encima.

Lo primero que cayó al suelo fue el chaleco antibalas; anuncia públicamente que no tiene miedo de Decker o a morir.

Bajo centenas de miradas impactadas, el chaleco cayó y fue olvidado a cada paso que se alejaba.

Poco después, unos cuántos metros más alejado del chaleco, el saco con todas aquellas insignias de honor también fue tirado al suelo; Indignó del honor.

No se siente digno de llevar tales honores cuando ha liderado una invasión y en sus manos corre la sangre de sus soldados y del enemigo. Más de trescientas bajas confirmadas... Es demasiado. Es demasiada muerte.

Construyo una brecha a base de sangre... Es un asesino, lo vea por donde lo vea.

Camina sobre un río de sangre y una montaña de cuerpos que le observan desde el infierno a la espera de su juicio. Mirándole con odio y rencor, deseando su muerte.

A la espera de su juicio. Cómo buitres...

No mucho después de que cayó el saco y las medallas de honor, a la distancia, la figura de uno de esos cuerpos grandes, de aspecto imponente y lejano, que le observaban desde la lejanía, se movió.

Quizás no se le pueden ver las facciones con claridad, pero todos pueden estar seguros de que es Decker. Después de todo, es el alfa, es quien debe moverse y dar la cara.

De igual manera emprendió su camino. Vestido de negro como un soldado de alto rango y acompañado por la oscuridad, avanzo  bajo la mirada de la brigada de tiradores selectos, quienes le apuntan directamente a la cabeza. Una orden y dispararían listos para acabar con la vida de Decker.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now