Capitulo 86. Fin.

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"Si no eres el amor de mi vida, diré que me equivoqué de vida, pero no de amor"

Bajo el atardecer del sexto día después de la luna sangrienta y con el aroma de Miles de flores de Tulipán, una lluvia de tierra fértil poco a poco sepultó el ataúd del chico de los ojos de cristal.

La tierra cayó y el ataúd en color negro de bordes plateados desapareció gradualmente junto al cadáver bien vestido y arreglado adentro.

El fallecido, en una muestra de respeto, fue vestido y arreglado con un impecable y lindo conjunto de saco, camisa y pantalón de vestir en un tono azul pálido casi blanco. Sus pies llevan un par de zapatos blancos bien lustrados y limpios, mientras su cabeza fue cubierta por un velo transparente que le llega hasta por debajo de la cintura.

Y cuidando bien hasta el más minino detallé, su cabello fue bien peinado y arreglado con un tocado de lindos prendedores con forma de flor en tono azul.

Es lo que pudo haber llevado el día de su boda. Es el traje que habría hecho conjunto con el de Fletcher en color negro. Se le ve lindo, inocente, como si fuese un niño.  Ese traje es la ilusión de lo que nunca fue; un matrimonio.

Y claro, no podría faltar la sortija.

En el dedo anular de la mano izquierda, la persona dentro del ataúd lleva un anillo de compromiso de oro de la mejor calidad. Como piedra principal lleva zafiro azul oscuro en forma de pera y un trío de diamantes más pequeños por cada lado como compañía.

Es hermoso, es un anillo envidiable, pero Fletcher jamás tuvo la oportunidad de dárselo a la persona en ese féretro...

El anillo permanecerá en ese lugar de manera simbólica mientras el dueño se pudre y se reduce a solo huesos por el resto de sus días, por toda la eternidad.

Y claro, el sitio de la tumba para el descanso eterno no podía ser menos importante por supuesto. Fletcher utilizo uno de sus recuerdos mas memorables para encontrar el sitio ideal y simbólico que sabe perfectamente que Max amaba.

Un campo de tulipanes.

Recuerda haber llevado a Max a tomar un poco de aire en un hermoso campo a unos cuántos kilómetros de la mansión Antonov. Es un lugar usado como atracción turística, más, sin embargo, debido a la ocasión y la importancia del fallecido, los dueños de las tierras aceptaron vender sus terrenos repletos de flores, a Fletcher. Cómo forma de respeto.

Decenas de hectáreas de tulipanes en todas sus tonalidades estaban en ese sitio acompañado de muchísimas flores más.

Pero eso no trae ningún consuelo al alfa. No ayuda a hacerlo sentir mejor.

Aun si le vistió con las mejores ropas, le dio el anillo más hermoso del mundo y le rindió sepultura en un campo de flores, Fletcher no se siente mejor.

La tristeza allí está, golpeando el corazón herido del alfa, sabiendo con claridad que por más que pase el tiempo, nadie podrá remplazar el brillo y la felicidad que le daba Max con tan solo una sonrisa.

No hay más felicidad en un mundo sin la luz que le guiaba. No tiene ganas de seguir, no tiene ganas de vivir, incluso respirar es como una tortura...

Un mundo sin Max es como un mundo sin luz, sin primavera, es como una noche helada de invierno, en eterna oscuridad.

—Yo... —Luego de que tres trabajadores de la funeraria le ayudarán a sepultar el ataúd y se retiraran fue que extrañamente, se sintió fatigado —Yo necesito...

Durante mucho tiempo permaneció en silencio, mientras bajaron el ataúd dos metros bajo tierra, mientras las flores cayeron sobre el ataúd, mientras la tierra lo sepultó...

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now