Capitulo 26. Una voz frágil .

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Narradora 

—Hola, Alex —Una voz cálida y la puerta de la habitación 72 es abierta al mediodía por el mismísimo alfa de la manada. Cómo siempre, no espera una respuesta por parte del chico sobre la camilla y se apresura a quitarse su abrigo. 

Lleva en las manos una bolsa de papel color café con unas cuantas letras en negro que dicen "Océano" y, un ramo de flores recién cortadas, atadas con un listón grueso de color azul marino de bordes dorados. 

El gran alfa de la manada, Fletcher, lo ha estado visitando desde aquel primer encuentro, algunas veces, le lleva unas cuántas delicias de chocolate, muchas veces le lleva hermosas flores de colores e incluso le llevo una televisión para que pudiese ver series y películas durante su estancia en el hospital. 

Ya es noviembre, y la temporada de frío ya está aquí, las heladas ráfagas de viento que arrojan las tormentas en el mar, chocan contra las casas y hacen un constante sonido de velocidad, luego, durante el día, el clima se torna un poco más cálido y los dorados rayos del sol elevan la temperatura en la manada. Ya han pasado 18 días desde que Max, bajo el nombre de "Alex" llegó a la manada Antonov después de haber huido de la manada central y aún no ha podido salir del hospital debido a la gravedad de sus lesiones 

—Te tengo una gran sorpresa —Exclama el hombre igual de entusiasmado que siempre y se acerca lo más gentilmente posible para no asustarle. 

A veces Max no lograba entender como Fletcher no se cansaba de tratarlo bien sin esperar nada a cambio, ni siquiera una palabra de agradecimiento. Incluso, está seguro de que si hubiese tenido este comportamiento en la manada Nyx, alguien le hubiese reclamado y tachado de grosero. 

Pero aquí no, aquí las enfermeras entienden la situación, le dan espacio y le dan tiempo para recuperarse. Son totalmente hospitalarias. 

—Las enfermeras me dieron permiso para llevarte al jardín —Suelta por fin la noticia, y al ver que "Alex" no responde sigue diciendo; —En el jardín hay un Quiosco, quiero llevarte allí... Y estás —Muestra el ramo de rosas y se las entrega —Son para ti. 

Max, como siempre, recibe el regalo amablemente sin dirigirle la mirada, y se queda embobado observando la delicadeza de las flores bajo la curiosa y cálida mirada del Alfa. 

Fletcher siempre considero que aquellos ojos castaños albergaban algo más que solo tristeza y desconfianza, así que se comprometió a averiguarlo, engulléndose a sí mismo en un enigma casi indescriptible. 

—Y esto también —La bolsa de papel es puesta con delicadeza sobre el regazo de Max, como si el alfa temiese hacerle daño hasta con el peso de una simple bolsa de papel. 

Max duda un poco, pero tranquilamente toma la bolsa en sus manos y la abre. Dentro, hay varios lienzos en blanco, listos para ser pintados. Algunos tubos de pinturas en colores; rojo, verde, amarillo, azul, morado, blanco y negro, también hay brochas y pinceles de distintos tamaños y formas. 

Max no entiende por qué le da este regalo, pero la respuesta llega rápido; 

—Creí que si íbamos a salir un rato, tal vez te podría gustar entretenerte con algo —Y como siempre, no recibe respuesta. Pero al alfa no le molesta darle su espacio —Claro si tú quieres. —Se apresura a decir para no intentar forzar a Alex. 

Extrañamente, y por primera vez, Alex le mira a los ojos, con la misma expresión apagada, pero con un extraño brillo en los ojos y asiente con la cabeza dando a entender que está de acuerdo con el plan del Alfa. 

—¡Genial! —Exclama Fletcher encantado mientras siente que le sudan las manos y se le acelera el corazón.

Es una sensación extraña, es como haber podido romper el primero muro de soledad en el pecho de Alex. Cree que si sigue así, al final el Omega podrá confiar en él. 

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora