Capitulo 69. No hay una marca en su cuello, ni un anillo en su dedo...

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[¡Bam, Bam, Bam!]

A la mañana siguiente, lo primero que recibe al alfa y a su luna, son tres golpes sobre la puerta, escandalosos, fuertes, como si buscarán despertar a todos en la mansión.

Max y Fletcher, quienes durmieron juntos durante toda la noche, se despertaron de golpe, sus rostros, marcados por el patrón de una sábana arrugada, se levantaron ligeramente para observar por la puerta. Max se quiso levantar, pero Fletcher lo detuvo de un tirón y lo hizo volverse a recostar. Y lo cubrió con una manta.

—Adelante —Dijo con la voz fuerte mientras Max se sentaba sobre sus rodillas justo por un lado y lo ayudaba lentamente a sentarse.

La puerta se abrió y por ella entro Andrey con una bolsa blanca envuelta entre sus dedos.

—Buenos días —Murmuro y se acercó a su alfa —Nos han dado permiso de irnos, así que debemos marcharnos ya.

Luego, de la bolsa blanca, saco dos botellas de jugo de naranja y una charola transparente de fresas frascas.

—Desayunen, son refrigerios que nos dieron. Y esto... —Como si se negara a entregárselos, Andrey saco una cajita con analgésicos y los extendió frente al gran Alfa —Toma dos, de lo contrario no soportarás el viaje de regreso.

—Entiendo, debemos movernos rápido —Sin perder mucho tiempo más, extendió la mano y tomo las dos pastillas, las paso con un gran trago de jugo de naranja, casi hasta acabar la botella y le extendió las fresas a Max. —Come por favor.

Max tomó la cajita de fresas entre sus manos y la abrió. Cómo río, la saliva fluyó desde sus papilas gustativas, incitandolo a comer y devorar lo que había allí. Debido a que estuvo preocupado durante mucho tiempo, no tuvo apetito ni tiempo para comer, pero ahora, el hambre voraz de dos días en ayunas lo hacen sentir insaciable. Incluso al grado de sentir que vomitara bilis.

—Andrey, por favor alístense y espérenos afuera. Saldremos en 20 minutos.

—De acuerdo. —Sin decir nada más, simplemente se dio la vuelta y salió de la habitación. Mientras Max y Fletcher comen y se alistan, él debe ir a buscar los convoys que les fueron confiscados y darles a su equipo armas y municiones.

—Fletcher... —Cuando termina de pasar bocado, llama a su alfa y le recuerda aquello que no quiere recordar —¿Recuerdas que debo irme a central...? ¿Verdad?

El alfa no le miro a los ojos y asintió totalmente preocupado y herido.

—Lo sé...

—No será durante mucho tiempo...

—Si, lo sé...

—Volveré...

—Promételo —Arrugo el rostro disgustado con ganas de llanto —No quiero obligarte a volver...

—Lo prometo —Dijo con total seguridad. Y, aunque eso realmente no calmo el corazón herido de Fletcher, fue lo suficiente para dejarlo con esperanzas de un futuro próspero.

Luego de un desayuno rápido e improvisado que no duró más allá de cinco minutos, Max se levantó y se acercó a las maletas de ropa que les habían devuelto poco antes.

Con el cuerpo ligeramente entumecido debido a que durmió en una sola posición toda la noche, se tambalea y se queda del dolor en sus hombros. Busca entre todos los cambios de ropa y decide que debido al clima ligeramente fresco y nublado, será mejor usar un poco de ropa cálida por si llueve durante el viaje.

Con un poco de vergüenza, se quita el short holgado y la playera holgada que suele utilizar, propiedad de Fletcher. Es cómoda y fresca, así que es la mejor opción para dormir tranquilo.

¡No Me Lastimes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora