Capitulo 60. La dinastía de la furia y el odio encarnados en una bestia.

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En cuando Fletcher puso un pie fuera de la habitación, las feromonas que producen diez alfas dominantes tratando de una manera desesperada de detener a ese monstruo, lo aturdieron de golpe.

Si bien, las feromonas no son el problema, sentirlas llegar de golpe es diferente. Son amargas y ácidas, buscan ser nocivas y venenosas, incluso si ni siquiera son contra él.

Pero, ciertamente, es espeluznante ver cómo diez hombres tratan de tumbar a una bestia.

El equipo de Andrey mantiene una posición de pared defensiva, sus rostros están cubiertos por tela gruesa que tiene como propósito detener el efecto nocivo de las feromonas y están listos para atacar, en sus manos sostienen alargados trozos de vidrio que han obtenido de romper algunos jarrones del pasillo. Envolvieron un extremo del vidrio con tela y lo usaron como empuñadura para no cortar sus manos al momento de defenderse.

—Mantengan posiciones. No vamos a interferir. —Dijo Fletcher y simplemente sé dedico a observar.

A lo lejos, a seis habitaciones de distancia, ese monstruo sigue forcejeando. Apenas y avanza dos pasos cuando más alfas llegan y lo sostienen.

Quien encabeza la resistencia es Kriss, el general de guerra, quien en un estallido de valor se abalanzó contra Decker y lo sostuvo del cuello, dejando caer todo su peso, buscando derribarlo igual que a los toros; Desde los cuernos.

—¡Decker debes recobrar la cordura! —Grita el general mientras aprieta el agarre en el cuello del alfa y empuja sus pies contra el suelo tratando de frenar el avance de la bestia.

Pero Decker simplemente no reacciona, su lobo ha invadido el cuerpo del alfa totalmente dejándola desquiciado. Sus ojos, azules como el mar profundo, parecen haber oscurecido de golpe, han perdido el brillo y lo único que rebosa de ellos; Es la furia.

Una furia espeluznante que provoca miedo en corazones ajenos.

Luego, el gran alfa deja de intentar avanzar y se detiene a respirar un poco. Le es difícil intentar avanzar cuando tiene casi una docena de alfas sosteniendo sus patas con fuerza y apretando su torso.

—Grrr —Gruño el lobo abriendo el hocico y mostrando los dientes de para en par, la acción dice a gritos; Me han colmado la paciencia, voy a atacar.

Pero le es difícil moverse cuando hay dos hombres sosteniendo cada una de sus patas y sosteniéndole desde el estómago, encajando sus manos cerca de sus costillas, buscando con desesperación retenerlo.

—¡Rápido, rápido, rápido! —Exclama el antiguo alfa llegando con más hombres. Cinco alfas más, que llegan a toda velocidad con cuerdas y cadenas de metal, que al llegar al nido de feromonas, tiemblan y amenazan con derrumbarse —¡Sosténganlo fuerte!

Exclamó Farkas mientras se acercaba a la gigantesca cabeza de Decker sintiendo nerviosismo. No puede negar que ver a su hijo desquiciado, es aterrador.

Una bestia casi tan grande como el que forcejea y gruñe casi soltando mordidas. Es como ver a un monstruo que no conoce de empatía y solo busca desgarrar carne.

Ese es Lan. Esa es la bestia de furia que se ha encerrado el cuerpo de los Raxton durante siglos. Esa fuerza abrumadora, ese poder explosivo que es encerrado dentro de un hombre, al que le cuesta años entrenar para soportar una rabia tan inmensa. Esa es la sangre directa del primer lobo dominante, es la dinastía de la furia y el odio encerrado en un hombre.

Pero, Incluso en ese estado, Farkas se muestra impresionado, Lan no ha tratado de matar a nadie, no ha lastimado a nadie más allá de golpes que les ocasiona al hacerlos volar por los aires y choques de feromonas que hacen que hasta el alfa más dominante, se doblegue. Al parecer Decker aún busca el control, o Lan es muy compasivo.

¡No Me Lastimes!Where stories live. Discover now