☆ ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀᴇs

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Minho largó un suspiro, estaba cansado

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Minho largó un suspiro, estaba cansado. No supo cuantas preguntas hizo, pero suponía que fueron dos. Sus ojos ardían por leer y leer
un texto que no podía entender, hasta que le prestó atención a las comas y su comprensión hacía aquellas palabras fue de mal a peor. Ahora entendía el texto, ¿pero cómo diablos formularía una respuesta con más de cien palabras, si apenas llevaba diez?

Largó otro suspiro. Quería tirarse en la cama y jamás despertarse o al menos ir al sofá y poder recostar su cuerpo para que sus músculos se destensen. Sin embargo, no podía, o no lo haría. Jisung estaba muy inmerso en colocar el chocolate a la masa, para por fin ponerla en el horno. Ansiaba el pastel, no había comido durante horas solo por seguir al rubio, quien sabe el por qué, solo lo hizo. Y ahora estaba, no solo muriéndose de hambre, sino de sueño y por volver besar sus labios.

Esperaba que esas ganas se quitaran rápido. 

Y allí estaba, tratando de completar las noventas palabras que faltaban en su respuesta, queriendo no quedar como un estúpido delante de Jisung, bastante lo estaba soportando, ni siquiera quería pensar en el infierno en el que estaría si le pidiera ayuda para hacer algo simple. El problema era que le faltaba concentración. 

O alguien se la estaba llevando. Simple, pero Minho estaba lejos de admitirlo.

Dejó el lápiz sobre sobre la mesada, rindiéndose ante la tarea y el sueño. Apoyó su cabeza sobre el antebrazo, cómodo para dormir unos cinco minutos, un martirio para luego de eso por su espalda. Cerró sus ojos, sintiendo como el olor a chocolate inundaba sus fosas nasales.

Jisung sonrió, satisfecho por como había dejado su pastel dentro del molde, el que pronto iría al horno para por fin degustarlo dentro de algunos largos minutos. Su pancita dolía, o más bien rugía en busca de comida. También estaba un poco triste porque se olvidó de comprar sus dulces favoritos para poder comerlos mientras miraba su serie, pero la repentina aparición de su hyung le alborotó todas sus neuronas.

Y las mariposas que, luego de aquellos besos, se convirtió en un gatito hambriento. Odiaba sentirse así, odiaba que Lee Minho le provocara maripositas en la panza.
Observó una vez más, a través de la ventana, como su deseoso pastel de chocolate comenzaba a hacerse. Debía dejar de verlo, hacía que su hambre solo se agrande y que sea más doloroso, además que no sabía si hacer su leche chocolatada o un té. Pero no quería llenarse tan de golpe, así que cortaria un trozo pequeño para él y haría una taza de té, tampoco quería que algo tan delicioso le cayera mal y terminase vomitando en el baño a las tres de la mañana.

Solo sería un trozo muy, muy, muuuy pequeñito para él, ya que su hyung tiene su casa propia y puede ir a comer allí, ¿no así? Sería su venganza por besarlo. Por todas las veces que lo hizo sentir mal... no, para eso pensaria algo después.

Se apartó del ya caliente horno, dispuesto a seguir con el trabajo. También esperaba, con muchas ansias que Minho hubiese terminado su parte, sino, deberían juntarse una vez más, ya que Jisung quería corroborar que todas las respuestas estén bien redactadas. No era que no confiase en su hyung, solo era por si a caso.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora