☆ ᴄɪᴇɴᴛᴏ sɪᴇᴛᴇ

16.7K 1.2K 1.3K
                                    

El sol iluminaba la habitación, pero él ya había levantado a Minho, quién no se movió ni un centimetro desde que despertó a las ocho y treinta de la mañana. No podía porque Jisung estaba arriba de su pecho, sabía que podía correrlo y así ir a la cocina, pero tampoco quería, estaba bien, le encantaba la sensación que le producía.

Cuando notó que Jisung se removía, simplemente lo abrazó por la cintura y comenzó a besarle la mejilla y descendiendo sus besos hasta llegar a su cuello, escuchando la risa del menor.

—Hyungcito, buenos días —aún no podia abrir mucho sus ojitos, pero pudo ver a la perfección para pincharle la nariz al mayor.

—Buenos dias, bebé —se iba a levantar para hacer el desayuno, pero las ganas de abrazarlo y esconderse en su cuello, fueron demasiadas—. Permiso —dijo, mientras se acomodaba para cerrar sus ojos y dormir al menos un rato, pero sabía que eso no sucederia.

—¿Si se pone así es porque no iremos a la escuela, verdad?

—¿Amanecimos diciendo la verdad? —murmuró, esperando a que Jisung lo haya escuchado—. No tengo ganas de ir, solo quedarme así, por el resto del día. Es más, te secuestraré, de aquí no te irás.

El rubio rió y se quedó allí, abrazando al mayor mientras dejaba tiernas caricias en en su cabello. Todo estaba tan tranquilo, que imaginó que Minho se había dormido, así que fue alejándose poco a poco para poder ver su rostro. Cuando pudo sacar su brazo que estaba debajo de la cabeza ajena, largó todo el aire que estaba conteniendo, ya que no lo había despertado, y eso era algo que no debía suceder.

Su hyungcito debía descansar, aunque, hace tres dias que estaba durmiendo las ocho horas que el cuerpo humano debía dormir, es decir, que estaba creando una rutina en la que pudo adaptarse, así como él había propuesto, por ende, ambos estaban compartiendo aquella rutina. Lo único que esperaba era que cuando ambos se separen, ya que Minho debía volver a su casa, era que no se alteraran los tiempos, porque eso puede ocasionar que se rompa toda la armonía que hace tres días ambos estaban construyendo.

Trató de salir de la cama, pero un dolor punzante  que abarcaba prácticamente todo su trasero, logró que hiciera lo contrario y no pudo ni siquiera ponerse de pie, así que volvió a acostarse, como si no hubiese largado un quejido.

—¿Estás bien? —preguntó Minho, aguantando las ganas de sonreir.

—¿No dormía?

—Casi, pero alguien se alejaba de mi, así que me desperté enseguida. ¿A dónde ibas?

—Apreparar el desayuno, pero no tengo hambre —aún actuaba como si no hubiese pasado nada y fue en busca del control remoto para prender la televisión.

Minho rió bajo y se levantó, primero fue a buscar su camiseta, que lo había dejado al pie de la cama, recibiendo un par de quejas del menor.

—No debería dormir sin camiseta, se puede enfermar...

Minho se giró solo para ver que el cabello rubio cubria un poco sus ojitos y que estaba abrazando a Gruñosito, mientras apoyaba su cabeza también sobre el peluche.

—Te voy a hacer caso cuando no te veas así de tierno —afirmó—. Lo siento bebé, esa es mi condición.

Jisung no pudo responder, puesto que Lee se había ido antes de que pueda procesar todo, y cuando por fin pudo, sintió sus mejillas ponerse rojas.

Minho, bajaba las escaleras escuchando como alguien llamaba por teléfono. En primera, no iba a responder, pero viendo que era su madre, podria ser algo importante, así que contestó, colocándose el celular entre su oído y sosteniéndolo con su hombro, mientras cargaba agua para el té.

━ 𝐼𝑛𝑓𝑎𝑛𝑡𝑖𝑙 ⟩⟩ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora